Es importante hacer consideraciones sobre labores de los medios de comunicación, que intentan llevar la función de informar con alto nivel de objetividad. En ese sentido, un medio de comunicación debe ir siempre más allá de versiones oficiales, tomar documentos, escudriñar licitaciones, adjudicaciones y por supuesto ejecuciones presupuestarias de entes oficiales. Este tipo de actividades por lo general, es mal visto por autoridades, que parecieran querer ocultar lo que debería ser totalmente público. Y de allí suelen aparecer críticas de marionetas pagadas con el dinero del pueblo y del mismo jefe comunal, “ex” paladín de la justicia y transparencia. Cuando un medio informa sobre presuntas arbitrariedades, dudosa transparencia en el uso de bienes ciudadanos, no implica ataque político ni extorsiones de índole alguna, siendo natural labor de la prensa. Llamar a jaurías por el hecho de mostrar realidades abiertas como chicanas y peroratas sobre la puesta en funcionamiento de un servicio público que el ciudadano debe pagar, no tiene mucho que ver con gestiones extraordinarias de Miguel Prieto, que al parecer, efectivamente sí tiene algún trauma de “ex”. Ex-luchador por el bienestar ciudadano, ex-defensor del uso dentro del marco legal del dinero de la gente, ex-político de verdad. Ser transparente debe ser documentado, no hablado. Hipotecar la comuna para comprar colectivos que no resuelven, no facilitan y no generan beneficio real al ciudadano, y poner en funcionamiento planta asfáltica con la mentirosa promesa de asfaltar calles un kilómetro por día, no tienen nada que ver con prensa tendenciosa o réplicas de ex. La mediocridad en la labor de Prieto, hasta la fecha, es irrefutable. Ser descubiertos en fechorías, no es muy de persecución política. A modo de recordatorio, el mismo Prieto valoraba que a través de los medios se detectaron innumerables casos de corrupción que le valieron de bandera para luchar contra los Zacarías y finalmente alcanzar propósitos de ser concejal y luego intendente, por lo que más bien el “vairo” está en el sillón de administrador comunal. Si ahora le toca ser el protagonista de jugarretas pues corresponde la misma vara. En tiempos idos, también se tenía en la Junta Municipal el actuar corporativo de oficialistas, donde los contreras recibían palos ante el “descaro” de pedir detalles sobre proyectos a ser aprobados, o rendiciones de cuantas, no siendo invento de la prensa penosa conducta de metamorfosis que experimentan concejales para defender zoquetes. Ser empleados de movimientos políticos no es solo de colorados, y sin lugar a dudas, quienes se valen de la cosa pública para su beneficio son marginales. Los medios de comunicación solo cuentan el hecho, muestran las facetas no expuestas y deben contrastar todo a fin de que lectores, oyentes o televidentes tengan la precisa. Las informaciones manejadas en comunas tienen carácter público, por lo que ocultarlos es un hecho atentatorio contra la propia ciudadanía. Y de esto hay archivos cuando prietistas se rasgaban las vestiduras por similares inconductas. El compromiso legal es con la población, y a ella se deben, no a caprichos personales o intereses mercantilistas de seudo patriotas. La prensa es villana para quienes no pueden demostrar fehacientemente inocencias ante denuncias serias de irregularidades. Ningún medio se cierra a la defensa del intendente, pero hasta la fecha lo único que se hace es repetir discursos vacíos y fanfarronadas.