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Acción ciudadana para forzar vergüenza en autoridades municipales

Todas las iniciativas ciudadanas encaminadas a paliar necesidades sociales desatendidas por autoridades políticas, sean ellas del Gobierno Central, Regional y fundamentalmente local, son intentos de cumplir con deberes propios del pueblo, pero por sobre todo acciones direccionadas a forzar la vergüenza  de los que atesoran desidias.

Una de esas acciones planificadas, tiene que ver con los jóvenes de “Bacheando Py”, que como su denominación lo refiere, tratan de dejar en mínimas condiciones de uso determinadas avenidas y calles del país. Ahora harán lo propio en Ciudad del Este.

Una comunidad, donde la ciudadanía es la promotora de acciones, siempre gozará de mejores condiciones generales, pero ahora bien, que esta sea la que deba cumplir con obligaciones institucionales por la inoperancia de autoridades pagadas para dar respuestas, desnuda mediocridades en gestiones y labores.

La capital del Alto Paraná es una muestra palpable de ineficiencia y despilfarro. Y esta no es una crítica subjetiva, sino objetiva y comprobable con el mero hecho de observar el estado de las calles. Hay que sumar que la ciudad cuenta con una planta asfáltica de altísimo costo hace más de un año, por lo que se potencia la desvergüenza.

Desde el momento en que no se cumplen con funciones en la medida de las necesidades se es ineficiente, pese a intentos de excusas mediáticas de mostrarse como genio en administración pública.

La realidad es muy difícil de ocultar por mucho tiempo, y con bravuconadas y chistes no se muestra más que torpeza y egocentrismo que direccionan a sanciones penales.

Cuando cualquier grupo de personas muestra qué hacer y cómo hacer un simple trabajo de bacheo, hecha por tierra discursos de magnánimos, dando a conocer con propiedad que si se quiere, se puede.

Si en estos largos años de manejo del dinero de la gente, no se ha logrado la resolución de ninguno de los problemas comunitarios, entonces se cumple con la línea de la mediocridad consuetudinaria en la Municipalidad.

Se prometió mucho y se hizo muy poco.

La planificación para la praxis desde las instituciones públicas es un asunto tan básico, que uno supone que fue preparado por la comuna, por lo que basta con verificar qué se hizo y qué no, para confirmaciones de insuficiencias.

La distorsión de la función hace del asunto un mal generalizado, donde gobernadores e intendentes, dan preeminencia a intereses propios y de plataformas electorales. No hay custodia de los bienes públicos y se es selectivo solo a la hora de beneficiar a socios comerciales que permitan altas propinas.

Forzar a referentes a que cumplan con obligaciones legales y morales parece ser la única vía con efecto inmediato, y es allí donde entra a tallar la participación ciudadana. Caso se siga en el nivel de que la gente sea la que da respuestas en salud pública, obras, asistencias, la razón de ser de entes se diluye.

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