Mequías tiene tan solo 5 años y está librando una gran batalla contra el cáncer cerebral. Su familia realiza un extraordinario esfuerzo para poder cumplir con su tratamiento y trasladarlo cada semana a la capital del país. Enterados de esta situación, llegó hasta su vivienda en el distrito de Tavapy, una importante ayuda de la Asociación Manos Solidarias del Alto Paraná.
Con una enorme sonrisa, Mequías recibió a la comitiva que lo visitó en su casa. Hasta allí llegaron la Lic. Eva Méndez, presidente de la Asociación Manos Solidarias del Alto Paraná, y otras colaboradoras de la organización. El objetivo es llevar ayuda y alivio a la familia para seguir en frente con el tratamiento oncológico del pequeño.
“Desde el momento que supimos del caso, nos alistamos y vinimos a conocer al campeón. Ahora la familia ya estará registrada en la asociación, estoy en nombre de todos los integrantes de la Amsap. También darles la fuerza que tanto necesitan en estos momentos, estaremos hablando con tíos y padrinos, para ver de qué otra manera también podemos ayudarles más. Decirles que tengan fe por sobre todo, porque Dios hace milagro y yo soy testigo de eso”, expresó Méndez.
Asimismo, agradeció todo lo colectado para Mequías y su familia. Se llevaron víveres, mercaderías varias y juguetes para alegrar al pequeño y su hermanita. No obstante, se seguirá asistiendo a la familia que está angustiada por todo lo que está atravesando. “El cáncer es como un barril sin fondo, por ello, vamos a seguir colectando más aportes, todo es bienvenido”.
“En la Amsap creemos que nadie debe enfrentar este camino solo, por eso llegamos hasta aquí, vinimos a conocerle y darle la bienvenida a nuestra gran familia. Juntos podemos marcar la diferencia en la vida de niños como Mequías”, agregó.
Es una situación bastante difícil, afirma Marlene, madre del pequeño, “Es muy difícil, pero agradecemos mucho a la tía Eva y a la Lic. Gloria por esta visita y la gran ayuda”. Mequías está en tratamiento hace 7 meses, ya pasó por radioterapia y ahora se encuentra con las sesiones de quimioterapia y para ello semanalmente la familia debe llevarlo a Asunción.
El diagnóstico cambió la vida de la familia, uno por adversidad de la enfermedad y también porque impide a la madre trabajar afuera, ya que su pequeño requiere su atención y cuidado de manera permanente. Residen en las cercanías de un arroyo y el pacientito ama pescar.
