
Desde el próximo 7 de agosto, el aeropuerto de Encarnación operará como aeropuerto internacional permanente, las 24 horas del día, con personal calificado y certificado, y con una inversión proyectada de USD 10 millones antes de que termine el año. La medida representa un gran paso para el sur del país, pero al mismo tiempo deja en evidencia el absoluto desinterés del Gobierno Nacional por el Aeropuerto Guaraní, situado en Minga Guazú.
Mientras Encarnación se prepara para recibir vuelos internacionales y atraer inversiones, el Guaraní, ubicado a solo 26 kilómetros del Puente de la Amistad, continúa relegado a vuelos nacionales mínimos, con horarios incómodos y sin ninguna señal concreta de reactivación real. Actualmente solo opera con la aerolínea Paraná Air, que ofrece la ruta Asunción–Minga Guazú y viceversa, en horarios que oscilan entre las 12:30 y las 15:30, dependiendo de la disponibilidad de salida desde la capital, con costos entre USD 80 y USD 120.
Esta falta de conectividad hace que la región pierda competitividad turística y comercial frente a sus pares regionales, especialmente cuando se observa que entre Foz de Iguazú (Brasil) y Puerto Iguazú (Argentina) se mueven alrededor de 3 millones de pasajeros por año. A pesar de estar a escasos kilómetros de ambos polos turísticos, el Aeropuerto Guaraní no logra captar ni el 1% de ese flujo.
La infraestructura del Guaraní, paradójicamente, es de primer nivel. Cuenta con una pista de aterrizaje de 3.400 metros de largo por 45 metros de ancho, más extensa que las de Foz, Silvio Pettirossi (Luque) y Puerto Iguazú. Esto le permitiría recibir vuelos de gran porte y convertirse en un hub internacional para el comercio y el turismo del Este del Paraguay. Sin embargo, hoy solo recibe unos 100 pasajeros diarios, es decir, alrededor de 3.000 al mes.
Hace años, el aeropuerto tuvo conexiones aéreas con ciudades como Buenos Aires, Córdoba, San Pablo, Santiago e Iquique. Eso ya es historia. Hoy ni siquiera se vislumbra una política de atracción de aerolíneas ni incentivos reales que puedan devolverle esa categoría. Solo se habla de «hermoseamiento y reparaciones», una frase que se repite desde hace años, pero que no se traduce en conectividad ni desarrollo.
Según estimaciones realizadas por encargados de la terminal, alcanzando una media de 300 pasajeros por día, se podría atraer a otras compañías interesadas en operar vuelos internacionales. Pero con los números actuales y la escasa voluntad política, ese objetivo parece un simple sueño.
