No solo el intenso calor es agobiante en el Este, pues los hechos de inseguridad dejan víctimas diarias y perjuicios multimillonarios a gente trabajadora. Conste que aún no llegamos, estadísticamente, a los meses de mayor incidencia de parásitos inservibles.
De los cambios de titulares de Direcciones Policiales, nadie siquiera se dio cuenta, pues el poco resultado contra los malvivientes y prevenciones de hechos delictivos, confirman que al menos de momento, no ha variado nada.
La desenfrenada inseguridad no es para tratarse más adelante. Es imperiosa la necesidad de que los referentes policiales se hagan sentir para bien, mostrando que hay al menos intento de brindar un mínimo de seguridad a las personas que gustan del trabajo legal como medio de subsistencia.
Los registros son claros, robos y asaltos se incrementan, con lo que no hay necesidad de más prueba como para medir desempeños de departamentos, comisarías, y puestos policiales.
Ni siquiera pequeños comercios son perdonados por los “amigos de lo ajeno”, despojando sin vergüenza a gente de escasos recursos. Matando por bagatela y burlándose de la población librada a su mala suerte.
Sucios bandidos, cuyos principales medios de locomoción son biciclos, facilitando fugas. Cobardes ratas que se enfrentan a ancianos y hasta con niños, con tal de alzarse con algún botín. Muchos de ellos hasta presumen de sus fechorías en redes sociales, mostrando el grado de cretinismo de miserables componentes de la sociedad enferma. Drogadictos y haraganes que repelen a la opción de trabajo como ingreso legal para subsistencia.
Si no se actúa con severidad, la Policía seguirá siendo una burla.
No existe otra alternativa que investigar, dar seguimiento y actuar para combatir a los pillines, pues no son precisamente de extrema inteligencia como para ocultarse de las fuerzas del orden. Si no se tiene resultados es porque no se quiere, o porque es un buen negocio para algunos uniformados.
Mientras el Ministro del Interior se aboca en ser más mediático que de ocuparse de que planes y programas de seguridad prosperen, es fácil que se haga vista gorda a todo lo que sucede no solo en la ciudad sino en el país.
Hay demasiada deficiencia como para no actuar ya.
De la misma forma, si no hay propósito positivo del Ministerio Público, los aprehendidos serán puestos inmediatamente en “funciones”, como ya se ha visto en varias oportunidades. Y de ahí surge la otra excusa repetida por los del sector fiscal, que tira la pelota al Poder Judicial, y este a su vez a lo benigno del marco penal. Y así entre excusas e ineficiencias, el pueblo a pecho gentil se enfrenta a ratas, no las del reino animal, ni a las del Legislativo que de por sí son más que dañinos, sino a las que fungen de ser humano para tomar bienes ajenos.
La alternativa actual es buscar protegerse y proteger a emprendimientos y miembros de la familia, no teniéndose más opción que valerse de la misma o más violencia para reducir a quienes no roban para comer o adquirir medicamentos para los suyos.