Mientras se sigue esperando la tan anhelada ejecución del proyecto de construcción de un sistema de alcantarillado, red cloacal y agua potable, las calles de Ciudad del Este siguen pasando la factura a la población. La falta de este sistema hace que las calles y principales avenidas se conviertan en zonas de peligro por los grandes raudales que se forman en los días de intensa lluvia, que en la mayoría de las veces arrastran todo a su paso.
Cabe recordar que en abril del 2023, el Congreso Nacional sancionó un proyecto de ley aprobando dos contratos de préstamos suscritos entre la República del Paraguay y el Banco Interamericano de Desarrollo, por un monto de hasta USD. 115.000.000 y con la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA), por un monto de hasta JPY 9.130.000, equivalente a unos 66.000.000 dólares. Ambos contratos tienen la finalidad de financiar el proyecto de agua potable y saneamiento para el área metropolitana de Ciudad del Este, a cargo del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones. Según los datos, alrededor del 70% de la población se autoabastece de pozos cavados en sus patios y un 25% lo hace a través de pequeños proveedores.
Toda la teoría y los papeles siguen en el mismo lugar, mientras que en la práctica quienes más sufren con esta vergonzosa realidad es el pueblo, principalmente aquellos que no cuentan con caminos decentes y dignos que los permita trasladarse sin mayores inconvenientes.
Es el caso de las zonas que van desde el Km 8 Acaray hasta el Km 12. Basta con hacer un rápido recorrido por el área en cuestión para observar la dramática realidad con que deben convivir día a día los moradores. Si bien todos solicitan calles empedradas y hasta incluso asfaltadas, la ausencia del alcantarillado hace que ninguna de estas alternativas funcione por mucho tiempo, quedando incluso en peores circunstancias a las que tenían anteriormente por falta de desagües.
Las condiciones climáticas, erosión, malezas, basuras acumuladas, fuertes y torrenciales lluvias, son algunos de los factores que dejan las arterias prácticamente intransitables. “Además de tener que lidiar con el barro de las calles, también debemos soportar el olor de las basuras que mucha gente inconsciente arroja en los terrenos baldíos. Cuando llueve esto es aún peor, porque las calles se convierten en arroyos o ríos, que son un verdadero peligro para nuestra integridad y porque no, nuestra salud” expresó Rosa Andino, moradora del km 9,5 Acaray.
La estructura de la Essap ya no abastece lo poco que podía, ya que presenta fugas por todos lados, principalmente en la zona céntrica de CDE, echando a perder cualquier tipo de reparación realizada en las avenidas. Inicialmente el proyecto aprobado, cuyo costo es bastante elevado, incluye las áreas habitacionales y el microcentro, hasta el km 4.