
Un ataque armado perpetrado por presuntos militantes en la región de Jammu y Cachemira, al norte de India, dejó al menos 28 personas muertas y decenas de heridos. El incidente ocurrió en el prado de Baisaran, cerca de Pahalgam, una zona turística popular en el distrito de Anantnag. Entre las víctimas se encuentran 22 turistas indios, dos locales y dos extranjeros, identificados como un ciudadano israelí y otro italiano.
Según informes, cuatro atacantes descendieron de un bosque cercano y abrieron fuego contra un grupo de turistas que se encontraba en el área. La zona, accesible solo a pie o en pony, dificultó las labores de evacuación, y los heridos fueron trasladados en helicópteros a hospitales cercanos.
El grupo militante «Kashmir Resistance» se atribuyó la responsabilidad del ataque, alegando oposición al aumento de la presencia de «forasteros» en la región desde la revocación del estatus especial de Cachemira en 2019, que permitió a no residentes adquirir tierras y obtener derechos de residencia.
El primer ministro indio, Narendra Modi, condenó el ataque, prometiendo que los responsables serán llevados ante la justicia. El ministro del Interior, Amit Shah, se trasladó a Srinagar para supervisar la respuesta de seguridad y coordinar las operaciones de búsqueda de los perpetradores.
El presidente estadounidense Donald Trump, expresó su apoyo a India, calificando el ataque como «profundamente perturbador» y reafirmando la solidaridad de Estados Unidos en la lucha contra el terrorismo. El vicepresidente estadounidense, JD Vance, quien se encontraba de visita en India en el momento del ataque, también condenó el acto y ofreció sus condolencias a las víctimas.
Este ataque representa una escalada importante en la violencia en la región, que experimenta un aumento en el turismo en los últimos años debido a una aparente disminución de la actividad militante. La violencia en Cachemira es una constante desde la partición de India en 1947, con decenas de miles de muertes registradas desde 1989.