Sin dudas la serie de recepciones oficiales, acuerdos y declaraciones con referentes de los “Estados Unidos de Kailasa”, a más de memes y vergüenzas institucionales, confirman los fallos protocolares, pero por sobre todo la política de no salirse de escritorios para manejos en la función pública, así como limitarse todo a lo mínimo.
No es novedoso que la función pública hace décadas, antes que perfeccionarse, no aspira a una profesionalización tal que permita mejores servicios estatales y siguió el modelo de clientelismo político que fomentó la mediocridad manifiesta, pero sucederse en fiascos mostrando repetidas veces a propios y extraños la informalidad de lo estatal, es más que preocupante para la propuesta de estar mejor.
De hecho que no solo lo del Lamborghini ni lo de los “khalasianos”, son puntales de las metidas de pata, pues el Paraguay ya experimentó similares fiascos con daños más allá de la imagen, como el caso residencia y pasaporte de “Ronaldinho”, el bluff de los despidos de concursantes en Itaipú, la investidura de compradores de títulos de abogados, y a nivel local al programa de asfaltado de un kilómetro por día. Tampoco la prensa se escapa de lo irrisorio. Que lo digan los escribas de la kuriju.
Si hasta en Naciones Unidas debatieron los de Kailasa, no es tan grave firmas de memorándum, dirían los de la excusa imperfecta para exponer a chivos expiatorios.
Lo que no se puede seguir justificando es la capacidad de vivir en una botella de autoridades de rango considerable, y no es solo esto en relación a lo jocoso pintado, pues si para una cuestión de verificación de identidad y nacionalidad no se pone atención, qué será del cumplimiento de obligaciones.
Y es así que muchos de los líderes nacionales, departamentales y comunales efectivamente viven en “Kailasa”, cuando tienen la tozudez de defender lo indefendible, hablar maravillas de sí mismos y minimizar inacciones propias. No por fértil imaginación, sino por extrema desvergüenza, lucrando indebidamente con recursos públicos y solventando impunidad.
El real fiasco es seguir teniendo a autoridades desinteresadas en el pueblo, mentirosas y decadentes, que prometieron diferencias, siendo más de lo mismo.
La quietud, la tolerancia ciudadana mantiene en cargos de poder a payasos desgraciados que prefieren costear paseos con dinero de contribuyentes, antes que pagar salarios atrasados de funcionarios municipales.
La inseguridad reinante, la pésima salud pública, la vigencia de mafias, nunca experimentarán soluciones con apátridas e ineptos como titulares de organismos y entidades del estado. De allí la importancia de correctas elecciones y acompañamiento real de la comunidad, para exigir que se obre en consecuencia.
Preeminencias de populistas y ególatras en instituciones, solo originan gestiones de bajo nivel, comparables con intelectos de regidores de municipios como en el Este. Antes que burlas, se debería coincidir en reclamos firmes de la población para que los ungidos cumplan con deberes y obligaciones con la debida altura y patriotismo.