
Un avión de la aerolínea estatal Conviasa, procedente de Honduras con 199 venezolanos deportados de Estados Unidos, aterrizó en la madrugada de ayer en el Aeropuerto Internacional de Maiquetía, reactivando así los vuelos de repatriación que habían estado suspendidos desde febrero, en medio de un tenso cruce de acusaciones entre Caracas y Washington sobre el manejo del acuerdo migratorio.
“Hoy estamos recibiendo 199 compatriotas”, declaró el ministro del Interior y Justicia de la dictadura, Diosdado Cabello, desde la terminal aérea, en una alocución transmitida por la televisión estatal.
Según el funcionario chavista, este es el cuarto vuelo de deportación directa desde Estados Unidos, luego de operativos anteriores que incluyeron salidas desde El Paso, Texas, y una repatriación de 177 migrantes recluidos en Guantánamo, Cuba, también a través de Honduras.
Este es el cuarto vuelo de deportación directa desde Estados Unidos, luego de operativos anteriores que incluyeron salidas desde El Paso, Texas, y una repatriación de 177 migrantes recluidos en Guantánamo, Cuba, también a través de Honduras
Cabello afirmó que el régimen está “listo para recibir a los venezolanos estén donde estén” y aseguró que la baja frecuencia de los vuelos no es responsabilidad de Venezuela.
“Se reanudan los vuelos”, insistió, al tiempo que atribuyó las interrupciones a obstáculos externos.
Las deportaciones fueron suspendidas tras un nuevo deterioro en las relaciones entre ambos países. La dictadura de Nicolás Maduro acusó al Departamento de Estado de “bloquear” los vuelos, mientras que Estados Unidos revocó la licencia que permitía a la petrolera Chevron operar en Venezuela, como represalia por lo que describió como incumplimientos en materia migratoria por parte del régimen.
El acuerdo para la repatriación de migrantes se alcanzó en enero, tras la visita a Caracas de Richard Grenell, enviado especial del presidente Donald Trump.
Tras la deportación, el 16 de marzo, de 238 venezolanos al Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot) en El Salvador, Washington aseguró que los migrantes tenían vínculos con el Tren de Aragua, una organización delictiva originada en cárceles venezolanas y calificada como grupo terrorista por la administración Trump.