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Blindaje para bandidaje

La coraza concedida a diputados, senadores, y a otros componentes de relevancia de los demás poderes del Estado, se convirtió en elemento de abuso con amparo constitucional.

Y es así que inmunidades no cumplen con objetivos inicialmente ideados para el ejercicio de la labor legislativa, judicial y administrativa.

A modo de recordatorio, el fuero otorgado primordialmente a legisladores, es para no interferir fuera de lo legal, a un diputado o senador,  de modo a que pueda desempeñar funciones sin chantajes o presiones de poderes fácticos.

Pero como se ha visto a lo largo de los años, ha variado la utilización, pero para delinquir y lograr mantos de impunidad. Y ejemplos de ello no faltan. Blindaje para bandidaje.

Desde vinculados con narcos, hasta ladrones de la cosa pública siguen siendo honorables, mediante una indignación mediática selectiva y actuación fiscal igualmente designada.

No es nueva la forma de utilizar el poder para hacer lo que la gana instintiva de bandidos les parezca. Por algo imperan en el Congreso preferentemente insanos y desvorganzados.

La concepción de la inmunidad nunca ha sido con el fin de impunidad. Tampoco la inmunidad habilita al disparate o a la payasada.

Un Poder Legislativo plagado de irregularidades como el nepotismo, no puede dictar normas solo para otros, mientras sus integrantes vulneran todo sin sanción alguna.

No hay que solo apuntar dardos hacia el Ejecutivo, pues en la práctica los que hacen y deshacen son integrantes de ambas cámaras del Congreso.

Senadores y Diputados siguen en el mismo esquema de antaño, buscando beneficios para sí mismos y la parentela, mientras el pueblo al que dicen representar solo experimenta penurias en salud, trabajo y seguridad.

Y como la hipocresía es atributo innato de la mayor parte de legisladores, es irrisorio como cuestionan conductas irregulares de funcionarios del Gobierno, siendo ellos protagonistas de mismos vicios. Sin autocrítica, defendiendo lo que no se puede defender.

El tráfico de influencias, la delincuencia común, la oposición por objetivo de dádivas, son algunas de las  acciones calcadas que parecieran reglas dentro del Poder.

Sigue vigente la necesidad de cambiar viejos esquemas corruptos y es allí donde entra a tallar la presión ciudadana.

El Congreso juega un papel preponderante, pues marca claramente el equilibrio político a la administración del país.

La importancia de tener legisladores de verdad, es el principal propósito para cambiar realidades nefastas. Si se apunta a cambiar al país, debe estar cimentada en dicha esfera. Se ha visto que los “nuevos” son más de lo mismo, salvo honrosas excepciones, pero al tratarse de un órgano colegiado las mayorías imponen.

Pero al ser representantes del pueblo, es este el que debe imponer, mostrar que si fallan no habrá tolerancia. Sin perdón, sin nuevas oportunidades.

La evaluación ciudadana a sus representantes debe ser permanente. Si no hay conformidad que se note.

No existe un solo estamento que esté a la altura de las expectativas de la comunidad, por lo que actuar en consecuencia no es solo una opción, sino obligación.

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