
Durante una visita a Alto Paraná, la presidenta de la Asociación de Industriales Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (Asomipymes), Guillermina de Imlach, resaltó la importancia de fortalecer el acompañamiento al sector microempresarial, al que considera importante para el desarrollo económico del país. Enfatizó que cada vez que visita la región, observa un crecimiento sostenido, pero también una deuda pendiente con quienes verdaderamente sostienen la estructura productiva.
“Queremos acompañar al microempresario, que es el que más mueve la economía, que más recursos humanos tiene, pero al que más le falta acompañamiento”, sostuvo. Señaló que el desafío más urgente es brindar herramientas reales al sector para mejorar sus condiciones de competitividad. “Nuestra meta es capacitar, formalizar y ayudarles en la comercialización de sus productos. Son aspectos fundamentales para que puedan dar el siguiente paso”, afirmó.

EL LADO BUENO DE LA PANDEMIA
La titular del gremio destacó además que la pandemia, pese a sus efectos negativos, despertó el espíritu emprendedor en muchos paraguayos. “El encierro nos obligó a usar la cabeza y pensar distinto. Se crearon muchísimas microempresas, y eso fue lo positivo: mucha gente descubrió su capacidad para emprender. Hoy muchos de ellos ya llevan dos o tres años operando en el mercado”, señaló.
Sin embargo, remarcó que uno de los principales obstáculos sigue siendo el acceso al crédito. “El sistema está regulado por el Banco Central del Paraguay y para una emprendedora es prácticamente imposible cumplir con todos los requisitos. Muchos ya ni siquiera son sujetos de crédito, y eso complica aún más su desarrollo”, lamentó.
Ante esta realidad, desde la asociación decidieron buscar soluciones concretas. “Creamos una cooperativa para que los emprendedores puedan acceder a insumos, a maquinaria y así seguir creciendo. Hay que entender que una microempresa, en promedio, factura como máximo G. 5 millones por mes. Estamos hablando del 63% del mercado, y así es imposible que puedan calificar para un préstamo bancario tradicional”, explicó.
IMPACTO DE LA TRIPLE FRONTERA
También se refirió al contexto de la triple frontera y su impacto en el ecosistema emprendedor de la zona. “La influencia de esta región es muy fuerte, y hay cosas buenas que debemos copiar. En Cascavel, por ejemplo, hay un gremio que aglomera y acompaña a las microempresas. En Alto Paraná hay esfuerzos similares, pero todavía se trabaja muy de forma separada. Eso debemos cambiar, unir, crear redes de negocios, espacios de networking y más capacitaciones”, propuso.
En cuanto a la formación, de Imlach dijo que “estamos peleando por la capacitación. El microempresario muchas veces no se da cuenta de que el conocimiento es lo que lo va a llevar al siguiente nivel. Pero tiene un problema: es todólogo. Maneja la producción, las ventas, la contabilidad. Así es muy difícil crecer”.
Se refirió a la necesidad de profesionalizar las estructuras, incluso en pequeña escala. “En el presupuesto debe existir al menos una secretaria. Solo no se puede hacer negocios afuera. El problema no es ser pequeño, el problema es estar solo. Con ayuda de una asociación y con las capacitaciones adecuadas, sí se puede crecer”, concluyó.