
Las calles de Ciudad del Este se volvieron intransitables y en algunos casos en trampas mortales. Si no fuera por los vecinos, quienes instalan algún tipo de señalización para advertir sobre la existencia de un gran cráter en la calle, ya habría ocasionado más víctimas fatales de las que ya existen a consecuencia de esta situación. Por donde se lo mire, la mala gestión y administración de las actuales autoridades comunales, se detecta a simple vista.
De acuerdo a los datos del año pasado, la Junta Municipal ya autorizó al ejecutivo el desembolso de más de G. 50.000 millones para compra de insumos para asfaltar y bachear calles. Sin embargo, las arterias de la capital del Alto Paraná están cada vez más rotas, ya que a estas alturas ya no son baches, sino verdaderos pozos que ponen en peligro la vida de los automovilistas y motociclistas.
Igualmente, estos datos revelan que a consecuencia del mal estado de los caminos ya se produjeron accidentes fatales, como los ocurridos en los Km 10 y 7. En época de lluvias, la situación empeora, ya que los buracos existentes se llenan con agua y se convierten en trampas mortales.
Desde el vamos existen antecedentes de la mala gestión del intendente Miguel Prieto, ya que para la compra de la planta asfáltica municipal se pidió un monto y se pagó el doble del costo que se había dicho. De acuerdo a los documentos, la planta asfáltica costó a los contribuyentes un total de G. 2.707.120.000; pero se firmó un contrato entre la proveedora y el intendente por G. 4.305.021.817, casi el doble de lo previsto.
Con estos antecedentes, se puede hacer notar que no existe compromiso cumplido alguno por el intendente Miguel Prieto, respecto al trabajo de bacheo y mucho menos a la regularización asfáltica de calles, que hace tiempo piden socorro por el mal estado en que se encuentran. En Ciudad del Este no existen calles con asfaltados nuevos que haya ejecutado la comuna. Transitar por sus calles no solo da pena, sino que angustia y rabia.
Sin embargo, las autoridades locales, tanto el ejecutivo como el legislativo, donde la mayoría responde servilmente al jefe comunal, salvo honrosas excepciones, nada hacen para dar soluciones concretas a las pésimas condiciones en las que se encuentran las calles. En tanto, el intendente municipal prefiere gastar el dinero de los contribuyentes en cuestiones superfluas, como fiestas y festivales que inducen al descontrol ciudadano mediante la exagerada ingesta del alcohol y otros tipos de productos delirantes, antes que invertir recursos en poner en condiciones calles y avenidas.