Las altas temperaturas registradas en las últimas semanas combinadas con las lluvias, aumentan considerablemente el nivel de humedad, generando un ambiente propicio para la aparición de varios tipos de insectos, en especial los alacranes.
Esta especie se convierte en una amenaza para las familias, pese a que no todas generan el mismo riesgo, no obstante, su picadura puede resultar grave e incluso derivar en la muerte.
Los mismos se refugian en las grietas de paredes, pisos y murallas, en las rejillas, bajo las baldosas, piedras y cañerías, por lo que resulta importante tapar estos espacios y hacerlos con precaución, cubriendo las manos de modo a evitar picaduras. Se recomienda también colocar rejillas en las puertas, lavaderos, baños y desagües de las viviendas.
Los alacranes mantienen un comportamiento activo durante las noches, lo que aumenta el riesgo, ya que invaden las zonas urbanas entrando a las casas o permaneciendo en los patios de las mismas. La picadura puede causar dolor de manera inmediata y en algunos casos no pasar a mayores. En casos extremos, se pueden presentar incluso síntomas neurológicos y cardiovasculares, comprometiendo seriamente la vida de las personas.
La especie considerada más peligrosa para el ser humano tiene pinzas largas, delgadas y doble aguijón con una segunda punta, es de color amarillo rojizo con tres bandas castañas oscuras y las patas carecen de manchas. Su fuerte veneno neurotóxico es especialmente letal para niños menores de 10 años y ancianos, pudiendo producir de manera casi inmediata shock, convulsiones, edema pulmonar y otros efectos graves. Las víctimas de picadura deben recibir de manera inmediata el suero antitoxina específico.
Pese que hasta la fecha del presente año no se registraron casos de picadura de alacranes, es importante no bajar la guardia y ante la aparición del mismo, manejar el caso con cautela utilizando guantes gruesos o pinzas para atraparlos sin hacer contacto con la piel y colocándolo en un pote con tapa.
En caso de picaduras, lavar inmediatamente la zona afectada con agua y jabón, colocando hielo sobre la piel afectada y en ningún caso chuparlo o absorberlo con la boca ni aislarlo y por sobre todo, acudir inmediatamente al hospital.
