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Cardenal se pronuncia en el inicio de la Cuaresma

Cardenal Adalberto Martínez.

Ayer inició la Cuaresma con la imposición de ceniza y el pronunciamiento del cardenal de Asunción, Adalberto Martínez, quien exclama al país para “que este tiempo de Cuaresma nos inspire a ser mejores personas y a buscar la reconciliación y el bienestar de nuestra República. Que nuestra fe nos guíe en cada paso que demos y nos acerque cada vez más a Cristo”.

El cardenal pidió que “oremos para que nuestros gobernantes sean guiados por la prudencia, la serenidad y la sabiduría necesarias para juzgar y tomar decisiones justas y ecuánimes que beneficien a todos y a cada ciudadano. Pidamos a Dios que los ilumine en sus discernimientos para buscar el bien común. En medio de momentos difíciles para nuestra República, es importante recordar que todos somos responsables de contribuir para la paz social y fortalecer nuestra democracia participativa y pluralista. Cada uno de nosotros tiene un rol que desempeñar”, expresó Martínez a través de su cuenta en X (ex Twitter).

Igualmente recordó las palabras del Papa Francisco, quien asume que “a través del desierto es que Dios nos guía a la libertad. Es en los momentos más oscuros y desafiantes de nuestra vida, donde encontramos las oportunidades para crecer y fortalecernos”.

El cardenal exhorta que iniciar la Cuaresma con la exhortación de “convertíos al Señor vuestro Dios, compasivo y misericordioso, lento a la cólera y rico en amor” (Joel 2,12).

Para la Iglesia católica, la Cuaresma, que son 40 días antes de la Semana Santa, representa un momento de reflexión que llama a convertirnos y volver a Dios; un tiempo apropiado para purificarnos de las faltas.

Algunas de las prácticas católicas en este tiempo de Cuaresma son el ayuno no solo de comida y bebida, sino también del egoísmo, vanidad, orgullo, odio, pereza, murmuraciones, malos deseos, venganza, impureza, ira, envidia, rencor, injusticia, insensibilidad ante las miserias y necesidades del prójimo.

La oración también es una de las prácticas además de dar limosna no solo material, sino prestar ayuda a quien la necesita, enseñar al que no sabe, dar un buen consejo a quien lo pide, compartir alegrías, repartir sonrisa, ofrecer nuestro perdón a quien nos ha ofendido.

 

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