En la década de los sesenta, la construcción de la Catedral San Blas en Puerto Presidente Stroessner representaba el anhelo del entonces ministro del Interior, el Dr. Edgar Linneo Insfrán, fundador de esta ciudad. Su visión era erigir un templo que reflejara la majestuosidad de las grandes urbes. En 1963, un arquitecto boliviano dio vida a este sueño.
En aquellos años, la ciudad buscaba progresar, y la construcción de una catedral era considerada esencial para transformar y dar una nueva identidad a la región. Desde la concepción del proyecto, se emprendió la búsqueda de un terreno adecuado, y tras la elección del sitio, una ceremonia simbólica marcó el inicio de las obras, presidida por Monseñor Aníbal Mena Porta.
A pesar de los esfuerzos, la Catedral no se materializó de inmediato. Durante un viaje a Uruguay, el Dr. Insfrán conoció al renombrado arquitecto boliviano Javier Quezada, encargado de proyectar la iglesia. Insfrán expresó su deseo de que el diseño reflejara la naturaleza, la tierra roja del Alto Paraná, las exuberantes orquídeas y los colores cautivantes del bosque. Hoy en día, la Catedral San Blas, nombrada en honor al patrón de la ciudad, es un ícono de la antigua Presidente Stroessner.
Cada 3 de febrero Ciudad del Este celebra con gran fervor el día de su santo patrono San Blas, venerado por muchos y que además es protector de la República del Paraguay. Actividades religiosas y artísticas marcan esta época del año en homenaje al santo.
Los registros históricos narran la vida de San Blas, médico y obispo nacido en Armenia, cuya fama se debe a su don de curación milagrosa. La tradición de bendecir gargantas en su festividad se origina en el relato de salvar la vida de un niño atragantado con una espina de pescado. La conexión de San Blas con la ciudad se remonta a una batalla en 1939, cuando su intervención llevó a la victoria de los españoles en el fuerte de Corpus Christi contra los nativos.