El Instituto Nacional de Medicina Tropical y la ANLIS Malbrán confirmaron la presencia de tuberculosis bovina en un mono Ka’í (Sapajus nigritus) en el Parque Nacional Iguazú, siendo el primer caso documentado de infección por Mycobacterium bovis en un primate de vida libre en Argentina.
Este hallazgo plantea serios riesgos tanto para la salud pública como para la conservación de la fauna local, ya que la tuberculosis es una enfermedad que puede afectar a numerosas especies de mamíferos, incluyendo a los seres humanos.
Según el portal Primera Edición, el hallazgo se originó en junio de 2023, cuando los encargados del parque encontraron a un mono en mal estado de salud y con síntomas inusuales. Tras su fallecimiento, se le realizó una necropsia que reveló signos preocupantes, y las muestras tomadas confirmaron la infección. Este evento llevó al inicio de un trabajo interinstitucional y la creación de un protocolo para investigar y controlar la propagación de la enfermedad en la fauna silvestre.
La detección de este caso también destaca la creciente interacción entre los visitantes y los animales del parque. Investigaciones previas del Instituto de Biología Subtropical (IBS-Conicet) y otras ONGs en Misiones han analizado cómo los turistas interactúan con los monos Ka’í y coatíes en el área de las Cataratas, notando un incremento en el contacto, especialmente debido a que los primates suelen acercarse a los puestos de comida. Esta cercanía representa un riesgo elevado de transmisión de enfermedades zoonóticas.
Mariela Martínez, investigadora y parte del equipo de INMeT, explicó que entre las hipótesis de contagio destaca la interacción humana, ya que muchas veces los turistas alimentan a estos animales silvestres, lo cual genera cambios en su comportamiento. Otra teoría sugiere que el estrés en los animales de áreas de uso público del parque podría debilitar su sistema inmunológico, haciéndolos más vulnerables a enfermedades graves como la tuberculosis.
La investigación avanza lentamente debido a la falta de recursos y a la complejidad del proceso, que puede tardar meses en arrojar resultados concretos. Martínez señala que la situación requiere un enfoque sostenido y recursos para realizar pruebas y monitorear el estado de los animales en el parque. Este caso ha abierto un debate sobre el impacto del turismo en los ecosistemas locales y ha resaltado la necesidad de regular y educar sobre la interacción responsable entre visitantes y fauna silvestre.