El contrabando de productos de consumo básico sigue floreciendo en la región de la Triple Frontera, afectando gravemente a la economía local y a los pequeños productores que no pueden competir con los precios del contrabando. Tras las denuncias periodísticas sobre el incesante contrabando en el Puerto Tres Fronteras y la complicidad de efectivos de la Armada Paraguaya, los responsables de estas operaciones ilícitas rápidamente encontraron un nuevo punto de acceso: el Puerto Península, también en el distrito de Presidente Franco, lo que implica un cambio de escenario, pero con un mismo modus operandi.
Según fuentes, el Comandante del Área Naval del Este, Capitán de Navío Pablo Francisco Barros Pereira, prohibió recientemente el paso masivo de contrabando en Puerto Tres Fronteras. Sin embargo, en lugar de frenar las actividades ilegales, el contrabando simplemente se mudó a Puerto Península, bajo el supuesto control del Destacamento Naval del Puerto Tres Fronteras, demostrando que el problema solo cambió de escenario.
En Puerto Península, el ingreso de productos como frutas, verduras, azúcar, pollo, huevos y aceite continúa bajo la mirada cómplice de las autoridades. Dos tenientes del Área Naval, identificados como Insfrán y González, son quienes supervisan las operaciones en este puerto. Según las denuncias, negocian directamente con los contrabandistas, recibiendo coimas para permitir la entrada de mercaderías sin control.
Periodistas de este medio confirmaron recientemente que el Mercado de Abasto de Ciudad del Este está repleto de productos ingresados de manera ilegal, los cuales se comercializan a precios considerablemente más bajos que los productos nacionales. Esta competencia desleal afecta directamente a los pequeños y medianos productores locales, quienes no pueden igualar los precios de los productos contrabandeados. Esto no solo representa una grave distorsión del mercado, sino que también afecta la producción nacional y la recaudación fiscal, generando pérdidas millonarias para el Estado paraguayo.
MARINOS CÓMPLICES
El esquema de contrabando, según denuncias, se ejecuta con la colaboración de la Armada Paraguaya. El Capitán de Navío Barros Pereira, junto a los tenientes Insfrán y González, estaría permitiendo el ingreso de mercaderías a cambio de sobornos. Estos oficiales son señalados como los responsables de mantener una red de corrupción que facilita el contrabando en la región. Las operaciones comienzan al caer el sol, cuando las medidas de control disminuyen, y los cargamentos de productos ilegales atraviesan sin mayor resistencia las fronteras fluviales.
El Mercado de Abasto de Ciudad del Este no es el único que se nutre de estos productos ilegales. Otros centros de consumo, como los de Presidente Franco, Hernandarias y Minga Guazú, también están llenos de mercancías contrabandeadas. La extensión de esta red pone en evidencia la falta de control efectivo por parte de las autoridades, permitiendo que el contrabando crezca sin freno en toda la región.
La Unión Industrial Paraguaya ha alzado su voz en contra de esta situación, denunciando que desde que se relajaron los controles en los puertos, el contrabando ha alcanzado niveles alarmantes. La UIP advierte que las consecuencias de esta permisividad no solo afectan a la industria local, sino que también generan una peligrosa cultura de corrupción que erosiona la confianza en las instituciones públicas.
Desde que asumió el cargo en octubre de 2022, el Comandante Barros Pereira ha sido acusado de expandir el esquema de recaudación ilegal que antes dirigía su predecesor, el Capitán Emeterio Miranda. Bajo su mando, el contrabando ha encontrado un terreno fértil en Puerto Península. Los tenientes Insfrán y González, señalados como los operadores directos, se encargan de gestionar los pagos de sobornos y garantizar el paso libre de las mercaderías ilegales.