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Corruptos con delirios de persecución

La vestimenta de víctima es una estrategia comúnmente utilizada por corruptos en diversas instituciones públicas, como la Municipalidad de Ciudad del Este, a fin de intentar desviar la atención de sus responsabilidades en la mala gestión de los recursos.

Esto se percibe con meridiana claridad en el intento de llevar cualquier investigación sobre malos manejos del dinero público hacia una cuestión netamente política.

Este disfraz emocional y discursivo les permite a las autoridades comunales presentarse no como autores del saqueo de lo público, sino como pobrecitos, víctimas de persecuciones injustas, con el fin estúpido de evitar ser responsabilizados por sus actos.

Buscar manipular la percepción pública y diluir la gravedad de los hechos no sirve de mucho ante la justicia, o al menos no debería.

Discursos cargados de barato sentimentalismo e intentar pintar una imagen donde ellos son los perjudicados por complots políticos, medios de comunicación o hasta sectores del mismo gobierno que “inventan” acusaciones para dañar sus carreras o reputaciones, es de hipócritas.

La narrativa permite desviar el foco de atención de las pruebas documentadas de corrupción, el desvío de fondos públicos y la mala administración que suelen rodear a estas figuras. Pero no basta para miserables, pues también aplican la violencia para evitar más muestras concretas de malvivencia. Querer defender lo indefendible también incluye lanzar a “perros” amaestrados contra investigadores que cumplen tareas de verificaciones.

Esta moda, históricamente buscó hacer creer que las denuncias objetivas no se tratan más que atentados contra el grupo político de ejecutivos. Pero no es más que desespero por la inminencia de demostrase cuan bandidos se puede ser.

“Soy blanco de una cacería de brujas”, “me atacan por envidia” o “esto es una persecución política”, no son más que falacias cuando miles de millones de guaraníes del erario público fueron indebidamente direccionados para bien de bolsillo de amigos y propios.

Simple retórica que busca generar simpatía y apoyo en sectores de la población que, ya sea por desconocimiento de los detalles o por una vinculación emocional o política con el personaje, tienden a justificar sus acciones.

En municipios como el de Ciudad del Este, los informes y auditorías revelan la mala utilización de fondos destinados a servicios esenciales, infraestructura deficiente y el enriquecimiento personal de ciertos funcionarios. En vez de asumir la responsabilidad por sus actos, estas figuras prefieren recurrir al papel de la víctima para evadir la rendición de cuentas.

Es fundamental que la ciudadanía no se deje engañar por esta táctica manipuladora que estuvo vigente por décadas y que de nuevo se pone de manifiesto. El discurso de victimización es una herramienta poderosa que, si no es confrontada, puede generar creencias falaces. Por ello mantenerse informado y exigir transparencia y justicia es la única forma de desmantelar estas estrategias y construir una gestión pública que realmente sirva al interés colectivo. Excusas baratas no sirven cuando hechos delincuenciales son debidamente probados. Corruptos con delirios de persecución deben ser sancionados con la severidad requerida y no beneficiados ni con la compasión ciudadana.

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