A modo de breve ilustración y a fin de rememorar la fábula de Esopo, esta narraba que: un granjero y su esposa tenían una gansa que ponía un huevo de oro cada día. Estimaron que la misma debería contener un gran terrón de oro en su interior, y para tratar de conseguirlo de una sola vez, la mataron. Haciéndolo así pues, encontraron para su sorpresa que la gansa se diferenciaba en nada de sus otros gansos. El par de ingenuos, esperando llegar a ser ricos de una sola vez, se privaron en adelante del ingreso del cual se habían asegurado día por día.
Esta fábula tiene un mensaje tan simple como necesario, y es sumamente apropiado comprenderlo y trasladarlo a la actividad comercial de Ciudad del Este y más aún ante eventos con excelente recepción como el Black Friday.
La capital del Alto Paraná tiene como principal actividad el comercio, que a la par de ser sustento de miles de compatriotas de manera directa, y de dar dinamismo a la cadena productiva, compone la mayor porción de la torta impositiva para el Estado, por lo que al ser la “gansa de los huevos de oro”, debería ser la mimada de cualquier Gobierno.
Cuando se habla de cuidar, o mimar, se refiere a que las instituciones cumplan con sus obligaciones en materia de seguridad jurídica y material de este fundamental mercado para el país. Cuidar con mayor presencia policial en el microcentro, establecer planes de controles de personas, y de cerrojos ante intentos de asaltos, robos y conexos, que no sean los propios generadores de hechos punibles contra turistas y “compristas”.
Que la Municipalidad no sea solo un mero órgano cobrador de impuestos y tasas, sino generador de mejores servicios de transporte público, que evite la vigencia de malandros como policías de tránsito y que al menos se digne en mejorar las vergonzosas calles y avenidas de la zona comercial, así como habilitar baños públicos gratuitos y fortalecer Defensa al Consumidor. No se pide más que lo mínimo, pues hasta el momento la mediocridad predomina para acciones necesarias, y la proficuidad solo para negociados.
Es urgente evitar la complicidad con estafadores y dejar de ser sponsor de pirañitas.
El mensaje de la fábula, previene contra el vicio de la avaricia y la codicia, por lo que entender que se “mata a la gansa” con cada estafa de bandidos que fungen de comerciantes, y miserables ratas que actúan de guías, es el paso para cuidar íntegramente lo que da vida a todo, siendo imperioso que se elimine esa vil práctica y que la Fiscalía y los Juzgados no solo pongan excusas. Un hecho de estafa contra el extranjero, una coima exigida por el agente de tránsito o por la Policía, son parte de ese vicio que asesina lentamente a la única fuente de riqueza de la región y repele cualquier atractivo sustentable. “La codicia es mala consejera, y hace tu fortuna pasajera”. Ganar la confianza de compradores, es multiplicar los huevos de oro, respetando tiempo y formas debidas, para que perdure en el tiempo y no solo se gane una vez a costas de un delito.
Hay demasiado en juego como para que no se emprenda acciones legales y reales para frenar todo lo que impide el crecimiento del comercio esteño, teniendo en ello suma responsabilidad legisladores nacionales, ejecutivos locales y departamentales. Conservar a la gansa, es una cuestión de supervivencia nacional.