Siendo un hecho comprobado y experimentado en sucesivos mandos municipales, la realidad muestra el mismo rumbo decadente de gestiones enmarcadas dentro de lo incorrecto y blasfemo administrativo, transgrediendo todos los principios exigidos del manejo de la cosa pública.
Y como todo gran sinvergüenza, un malvivientes tiene la capacidad de negar responsabilidad de acciones irregulares cometidas, pese incluso a evidencias claras, y flagrancias, por lo que no es extraño que algunos políticos corruptos salgan a auto alabarse en vez de hacer mea culpa por despilfarros de dinero público. Solo saben gritar como “transparencia”, quizás por lo propio de la primera sílaba.
Ya se vivió esto de presentarse como seres iluminados y semidioses, y repetir hasta el hartazgo número de investigaciones, de jurar que se es víctima de sectores políticos, y que las recaudaciones son insuficientes como para un manejo adecuado y transparente. Que la legalidad, integridad y moralidad, son absolutos, pero a la hora de demostrarlo, se plantean chicanas. Y ahora se acude a préstamos entre gallos y medianoche. Es imposible no volver a recordar manejos similares en tiempos del anterior Clan.
Los que no tienen vergüenza seguirán dando el mismo discurso, que las insignificantes obras hechas en el Este por la presente administración, tienen la certificación mundial de calidad de NASA y que los remedos de asfaltados concretados en unos lugares y que hoy muchos de ellos están destruidos, no son más que efecto de malas intenciones de la oposición y de los extraterrestres. La exigencia de los políticos de la nueva era municipal, es que no se cuestione nada.
Plantear defensas ante hechos notorios de ilegalidad con medias verdades, presentándose una y otra vez como víctima, no despeja dudas sobre la conducta victimaria.
Y hablando de defensas, se repetirá que los salarios de funcionarios retrasados, los despidos injustificados e incumplimientos, no son más que teoría de la conspiración de los medios de comunicación al servicio de los Anunnaki.
Para hipócritas, la exigencia de transparencia solo es válida para enemigos políticos y la reputación solo es importante cuando se refieren a otros.
El que lucra con dinero ajeno, el que se vuelve millonario mediante negociados con bienes públicos, no es más que un mediocre delincuente.
Nadie que tenga las manos limpias se opone a investigaciones y se debería utilizar la misma parafernalia mediática para sobreestimar gestiones como la adquisición de colectivos, para mostrar punto por punto defensas documentales fehacientes, a propios y extraños.
Solo el que debe teme, sin términos medios.
Dar solo discursos de transparencias es de hipócritas.
Hasta la fecha solo vimos esbozos de un plan de cambio de viejas prácticas nefastas, pues siguen imperando ineptos en la función pública. Solo cambió el “color”.
Ya quedó demostrado que no existe mafia que prevalezca eternamente, y en la medida que se tengan voces de ciudadanos patriotas, se irán extirpando corruptos de la función pública. No es tolerable el predominio de lo que no corresponde, independientemente del sector al que pertenezca.