Los reportes del SENEPA sobre altos índices de infestación larvaria del aedes aegyptis, una vez más colocan ante la inminencia de epidemias de enfermedades severas, vigentes año tras año, mayormente por desidias personales y comunitarias.
Pero lo que lleva al riesgo fuera lo normal, es el desinterés de la Municipalidad de Ciudad del Este ante el pedido desesperado del Servicio Nacional de Erradicación del Paludismo de trabajar para evitar lo que puede ser catastrófico para la ciudadanía.
Considerar más importante lo fútil como “Navidad sustentable”, antes que eliminar criaderos de mosquitos transmisores del dengue, chinkunguya, zika, entre otros, muestra que para la intendencia esteña solo importa persuadir a incautos con lucecitas, antes que velar por la salud de la gente.
Toda autoridad que no tenga un mínimo de sentido común, no da prioridad a la prioridad. Es inconcebible que se obvie una obligación necesaria por una baladí. La torpeza es fingida o natural, y en el caso de Miguel Prieto ha coincidido ambos aspectos, por lo que resulta complicado diferenciar.
Es un absurdo no acompañar la tarea de recolección de elementos que se convierten en reservorios de larvas en espacios y predios públicos, no existiendo pretextos válidos como para preferir espejitos por sobre prevención.
De hecho que en toda la gestión de la comuna esteña, no se ha visto acción contundente y firme para solucionar algunos de los innumerables males vigentes en la capital departamental, por lo que no precisamente es una novedad esta nueva desidia.
Es obligación primera de todo jefe comunal velar por la salud de los habitantes a los que representa, cualquier otro aspecto está por debajo.
El populismo barato en la Municipalidad de Ciudad del Este, ha generado varios problemas repetidos, que al final siempre perjudica a la generalidad.
Desde la entrega de kits de alimentos y otros recursos a familias en condiciones precarias, como medida electoralista y el uso de miles de millones para lucecitas, no salen del bolsillo de los “prietistas”. No se puede manejar una ciudad con la visión de priorizar el desvio de recursos públicos de proyectos más estructurales y sostenibles.
La práctica de entregar beneficios directos solo a ciertos grupos, fomenta la corrupción y el clientelismo, donde se compra el apoyo político sobre la eficiencia y la equidad en la distribución de recursos. Todo esto causa el poco desarrollo de la comunidad, para bien de grupúsculo de malvivientes.
Con políticas populistas se centran en ganar apoyo inmediato en lugar de desarrollar soluciones sostenibles a largo plazo. Por algo se tienen raudales tipo ríos con cada lluvia, y calles intransitables en todo tiempo.
La falta de planificación y la inestabilidad en la gestión municipal tiene como premio lo mediocre. Sin transparencia y con la arbitrariedad en la toma de decisiones no hay ni por asomo buena administración, pese a ladridos de canes amaestrados.
Desde antaño la institución comunal carece de capacidad para funcionar de manera efectiva y justa.
Hasta para desarrollar el populismo se es mediocre. Lo único que si sigue sustentable en el Este es el dengue, así como la codicia de inmorales.