La Policía Federal de Brasil lanzó el martes la Operación Tai-Pan, destinada a desmantelar una sofisticada organización criminal liderada por ciudadanos de origen chino. Este grupo, señalado por la práctica de delitos financieros, evasión de divisas y lavado de dinero, habría movido más de R$ 6 mil millones en los últimos cinco años, incluyendo R$ 800 millones en 2024.
El operativo, que movilizó a 200 agentes federales, incluyó 16 órdenes de prisión preventiva y 41 órdenes de búsqueda y aprehensión. Las acciones se desarrollaron simultáneamente en ciudades como São Paulo, Campinas, Brasilia, Fortaleza, Foz de Iguazú y Florianópolis, así como en localidades más pequeñas, abarcando un total de 12 municipios en todo el país.
La investigación, iniciada en 2022 por los equipos del Grupo de Represión a Delitos Financieros de la Policía Federal en Campinas y la Delegación de Represión a Delitos Financieros en São Paulo, sacó a la luz un sistema bancario paralelo e ilegal que operaba tanto dentro de Brasil como a nivel internacional.
El esquema involucraba transferencias multimillonarias a países como Estados Unidos, Canadá, Argentina, Paraguay, Bolivia y Perú, con un énfasis especial en Hong Kong y China, que recibieron la mayor parte de los fondos ilícitos. Las transacciones también alcanzaron Europa y Medio Oriente, llegando a países como Italia, Holanda, Turquía y Dubái.
Según las autoridades, la red criminal utilizaba una combinación de métodos tradicionales y avanzados para ocultar y mover dinero. Entre las tácticas clásicas se encontraban el uso de empresas fachada, testaferros, falsificación de documentos de importación y exportación, y operaciones bancarias fragmentadas para evitar controles.
Sin embargo, el grupo también adoptó tecnologías modernas como fintechs, cuentas digitales y criptomonedas, destacando el uso de stablecoins como USDT y USDC. Estas herramientas les permitieron escalar sus operaciones de millones a miles de millones de reales en pocos años.