
Cada 26 de enero se celebra el Día Mundial de la Educación Ambiental, una fecha de mucha importancia que tiene como objetivo sensibilizar a la población mundial sobre la necesidad urgente de proteger el medio ambiente y promover una convivencia armoniosa con los recursos naturales.
La efeméride surgió en 1975, durante el Seminario Internacional de Educación Ambiental celebrado en Belgrado, Serbia, donde se definieron los principios fundamentales de esta disciplina, que desde entonces ha sido clave en la lucha por la sostenibilidad.
La educación ambiental no se limita a la transmisión de conocimientos sobre el medio ambiente, también busca transformar actitudes y comportamientos. Su propósito es fomentar una ciudadanía crítica y activa que participe en la toma de decisiones responsables para el cuidado del planeta.
En el contexto actual, donde los problemas ambientales se convirtieron en una crisis global, la educación ambiental es más relevante que nunca. Entre los desafíos más apremiantes se encuentran el cambio climático, la deforestación acelerada, la contaminación de los océanos, la pérdida de biodiversidad y la gestión insostenible de los recursos naturales.
En todo el mundo, esta fecha es aprovechada por instituciones educativas, organizaciones ambientales, gobiernos y ciudadanos para llevar a cabo diversas actividades que promuevan el cuidado del entorno. Algunas de las acciones más comunes incluyen:
OBJETIVOS DE DESARROLLO SOSTENIBLE
La educación ambiental también se alinea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas. Entre ellos, destacan metas como la acción por el clima (ODS 13), la vida submarina (ODS 14) y la vida de ecosistemas terrestres (ODS 15). A través de esta educación, se busca fortalecer el conocimiento y la capacidad de las comunidades para actuar frente a las emergencias ambientales.
La protección del medio ambiente no es una tarea exclusiva de los gobiernos o las organizaciones internacionales. Es un compromiso que debe ser asumido por cada ciudadano. Pequeñas acciones, como reducir el consumo de plástico, practicar el reciclaje, conservar la energía o apoyar iniciativas ambientales locales, pueden marcar una gran diferencia.