
La ciudadanía altoparanaense está preocupada por la llamativa inacción de las divisiones especializadas de la Policía Nacional en el departamento, que no han logrado buenos resultados a lo largo de estos meses para frenar la criminalidad en la zona.
Un creciente malestar se siente entre los pobladores de la frontera, debido a la aparente ausencia de las divisiones especializadas de la Policía para tareas claves que buscan combatir al crimen organizado, el tráfico de drogas y el robo de vehículos. A pesar del incremento de los ilícitos, estas unidades parecen haber dejado de operar, dejando la responsabilidad casi exclusiva a los agentes de prevención y seguridad.
En los últimos tiempos, son los uniformados de las comisarías jurisdiccionales quienes asumen las labores de investigación para resolver los casos de asaltos y realizan patrullajes por lugares de tráfico de drogas, muchas veces sin los equipos adecuados ni la capacitación adecuada.
Según las denuncias, el Dpto. de Investigación de Delitos ha dejado de intervenir en los hechos de atracos, lo que ha contribuido a que al menos siete violentos casos permanezcan impunes y los asaltantes sigan libres.
Por su parte, los agentes antidrogas de la oficina regional, no han mostrado señales de actividad en operativos contra el narcotráfico, un flagelo que afecta gravemente a los diferentes barrios y ciudades del Alto Paraná. Tampoco se observan acciones del Departamento de Automotores, cuya ausencia es notoria pese a los elevados números de vehículos robados. A la fecha, ninguno de los rodados fue recuperado por esta división, que es la más cuestionada por falta de resultados.
La preocupación y la criminalidad crecen, la ciudadanía exige respuestas claras, ¿dónde están los efectivos de estas divisiones?, ¿cuál es el rol actual y por qué no se ven en las calles y ni en los escenarios donde deben actuar?
Cabe mencionar que las unidades especializadas cuentan con mayores recursos para tareas específicas, en comparación a las comisarías que tienen recursos limitados, incluso hasta de personales.
Mientras tanto, los delitos aumentan y las respuestas escasean ante la falta de acción. El clamor por una policía eficiente, visible y comprometida con su tarea se hace cada vez más fuerte en una frontera que se siente desprotegida y en vulnerabilidad por los constantes acechos de criminales.