Como es propio de los últimos meses de cada año, la delincuencia actúa con mayor ímpetu, atraídos por el incremento del circulante, y por el espíritu de parásito que caracteriza a quienes viven a costa de otros.
Los inservibles personajes, que de por sí inciden en la paz y tranquilidad de la población los 12 meses del año, 24/7, aprovechan para despojar, y si es necesario matar para quedarse con el fruto del esfuerzo ajeno.
Si este proceso de bandidos es cíclico, también debería ser lógico praxis policial para hacerlo frente. Pero hasta la fecha, pese a que es propio de época, no se diseñan programas preventivos sostenidos y con resultados eficaces.
Ya existieron manifestaciones policiales, en otros tiempos, cuando algunos referentes odiaban a los bandidos, donde se deja claro que si un asalto ocurre en el microcentro, existen elementos para cerrar todas las salidas y hacer caer a las plagas. Y si ello no ocurre, también es obvio el desinterés o más precisamente complicidad de algunos referentes policiales.
Sin dudas que todos los grandes y medianos asaltos, tienen ayuda de los mismos funcionarios de las firmas perjudicadas, por lo que el cuidado debe darse de manera interna y externa. Si todos estos elementos dejaron las experiencias sucesivas, deberían ser elementos de utilidad para la institución del orden.
No es cuestión de ser profeta, pero es un hecho que el actuar delincuencial se incrementará estos días, por lo que reforzar la presencia policial, y las investigaciones que anticipen propósito de miserables, es la consigna.
Los datos siempre ayudan a previsibilidades, y a diseños de posibilidades casi ciertas. Elaborar planificación y ponerla en práctica, es una cuestión básica. No existe nadie que pueda conocer más sobre criminalidad que aquellos formados en la ciencia, y que tienen la práctica necesaria en el contexto de comunidades como Ciudad del Este y alrededores, por lo que sigue llamando la atención determinados “golpes” donde se burla a todo el sistema de seguridad privada y pública. No se considera, como es propio, a los famosos auto-golpes, donde ladrones vestidos de funcionarios, entregan dinero a sus iguales.
Es fundamental que la Policía Nacional se ocupe con severidad y seriedad en la prevención de los delitos y crímenes. No se pide nada extraordinario, sino lo humanamente factible, con base a la integridad y capacidad de gestión.
No existe sociedad sin hechos punibles, pero sí es posible equilibrar la balanza.
La zona fronteriza presenta características complejas para el control pleno de personas, pero no es menos cierto que en base a la experiencia y con coordinadas labores, sí es posible evitar la mayoría de los propósitos a escala.
La honestidad y la eficiencia policial son de altísima trascendencia para quebrar con la cadena de la marginalidad que daña a los ciudadanos comunes y empresarios. Si hay voluntad desde la Comandancia y las direcciones, con el soporte político sí se puede aspirar a mayor seguridad, independientemente a los tiempos de circulación de dinero.