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El cíclico menosprecio a trabajadores municipales

A la mediocridad y malvivencia del intendente municipal de Ciudad del Este, Miguel Prieto y secuaces, hay que sumarle irremediablemente el menosprecio a los obreros comunales, que claman por percibir sus respectivos salarios retrasados desde agosto. Conste que ni siquiera corresponde pagar con dinero de su bolsillo, sino con el de la ciudadanía.

Y como es propio en quienes se manejan dentro de ambientes delincuenciales, la desvergüenza hace que, ni cortos ni perezosos, emprendan viajes inútiles al exterior mediante multimillonaria sumas del mismo dinero que se requiere para pagar salarios de trabajadores municipales. Así de simple funciona la mente de quienes no les importa nada, solo el bienestar propio, al fiel estilo de parásitos que viven a expensas de otros, y en el caso puntual del dinero de la gente. Debilitan a terceros y no tienen reparo en sacar a los demás lo que por derecho les corresponde.

Este ciclo de menosprecio desnuda verdaderas personalidades de quienes quieren ser vistos como magnánimos e iluminados, pero no son más que ratas que desprecian no solo la dignidad de las personas, sino a las mismas leyes.

Si ni siquiera la necesidad de humildes colaboradores despierta propósitos de por lo menos equilibrio en el uso de los bienes públicos, entonces no queda nada en negras conciencias de autocatalogados “superiores”.

Un despreciable personaje, ruin de conducta, simple profano.

Este contexto tampoco es nuevo, pues se ha vivenciado en periodo anteriores, y que ha sido incluso caballito de batalla del mismo Jefe Comunal y “asesores”, que se apiadaban en redes sociales de trabajadores municipales humillados por antecesores intendentes desde el anonimato del poder. Fustigaban cuando eran candidatos, lo inhumano de esos administradores. Hoy hacen lo mismo, hasta peor. Hipócritas de medio pelo, que creen que la gente no tiene memoria.

Mientras hacen turismo, muchas familias pasan hambre. Mientras cometen robo de guantes blanco, la ciudadanía padece por despilfarrarse su dinero.

La presente gestión bien puede ingresar al sitial de mediocridad extrema, y con las mismas consecuencias.

Es una realidad irrebatible hasta por el más fanático, pues se comete el mismo mal que se criticó y denunció tantas veces por los medios, con la diferencia que a otros les costó unos 15 años enriquecerse ilícitamente, maquillando direccionamiento de licitaciones y chicaneando investigaciones fiscales. Los prietistas se lucieron, pero en el arte del engaño, en cortísimo plazo.

No corresponde seguir en lo mismo, por lo que la comunidad debe imponer lo debido y útil para la generalidad. Todos quienes mienten, denigran y encima despojan, no pueden ser tolerados.

Lo absurdo da dar vida a miserables, es que se es complaciente con verdugos. Los inmorales no deben gobernar.

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