Si bien no es un tema de urgencia para el país, existiendo innumerables casos de real necesidad para ser encarados desde el dialogo general y la acción institucional, debatir sobre la posibilidad de la reelección presidencial, no es un error.
La posibilidad de sucesivos mandatos de ejecutivos en Paraguay ha sido un tema controversial y recurrente en el debate político nacional, que alguna vez debe darse. En un sistema que históricamente ha rechazado la reelección, se presentan argumentos tanto a favor como en contra de su implementación.
Sin embargo, es importante entender que, aunque la reelección por sí misma no es una herramienta electoral necesariamente peligrosa, su incorporación sin un marco de limitaciones claras podría poner en riesgo el principio de no perpetuidad en el poder, base esencial para la democracia.
La reelección tiene un alto grado de rechazo, bajo la premisa de que su ausencia previene la acumulación de poder y el autoritarismo. No obstante, esto no debería significar que, con criterios definidos y bien regulados, no sea posible abrir un debate sano sobre la posibilidad de una reelección limitada.
En otros sistemas democráticos, se ha demostrado que una reelección controlada y sin margen para la perpetuidad, como en los Estados Unidos y en algunas democracias europeas, permite a la ciudadanía la opción de continuar una gestión que ha demostrado ser efectiva, sin atentar contra la alternancia en el poder.
Teniendo en cuenta ese contexto, la implementación de una reelección sin limitaciones sí sería alarmante en un ambiente donde el poder podría concentrarse indefinidamente en un grupo o individuo, generando un sistema de perpetuidad disfrazado de democracia. Esto ya se dio en Paraguay, con la era stronista, y en la actualidad se tienen ejemplos como Venezuela.
Las experiencias de otros países en la región, que han pasado de la reelección a regímenes autoritarios, advierten sobre los peligros de abrir las puertas a modificaciones constitucionales sin una regulación estricta. Ningún componente democrático debe ser manipulable fácilmente.
La no reelección en Paraguay responde a la desconfianza histórica hacia la posibilidad de que el poder sea usado para intereses personales, pues hay episodios contemporáneos que dejan más dudas que certezas. Por tanto, en caso de abrir un debate sobre este tema, sería crucial que el diseño institucional establezca barreras legales que garanticen la transparencia y, sobre todo, el límite de los mandatos.
Con esto, en teoría, el país podría evitar el abuso de esta herramienta electoral y mantener el espíritu democrático de alternancia, protegiendo así el bien común sobre cualquier interés personal.
Si alguna vez se decide replantear el tema de la reelección, hay claridad sobre la negativa, por lo que deberá darse de manera transparente y con los detalles que garanticen los frenos.
Sin una regulación estricta y clara, la reelección se puede convertir en un arma de doble filo. Asegurar la democracia y el bienestar ciudadano debe ser el objetivo central de cualquier reforma constitucional, y no solo intenciones de déspotas.