Ciudad del Este ha resaltado en las últimas décadas por ser uno de los municipios de mayor desarrollo económico y demográfico de todo el Paraguay, pero con un escaso respaldo institucional para sostenerlo debidamente como tal.
Pasaron varias autoridades que han resaltado más por fomentar edificaciones y habilitaciones de comercios, pero ninguna de ellas se ocupó de dotar o al menos impulsar un cimiento propio de grandes ciudades. Muchos prometieron de todo, pero repitieron vicios de lucro personal y de hacer lo mínimo de útil para le generalidad.
Cómo se explica que hasta la fecha una lluvia mediana origine un aspecto veneciano tercermundista a calles que se convierten en ríos y que truncan pasos de rodados.
La capital departamental debe sentir efectivamente la existencia de referentes que piensan objetivamente en el bienestar comunitario, en concretar la reestructuración debida y proyectar el crecimiento natural de ciudades. Es lamentable que la segunda ciudad en importancia a nivel país, siga sin alcantarillado, agua potable y caminos adecuados.
En el mismo anillo urbano se carece de estructura básica.
Una administración que ni siquiera piense en soluciones de fondo a problemas generales, y que solo se pasa haciendo ruido con paliativos, nunca será realmente útil.
De momento, la presente administración comunal solo es fortalecedora de situaciones mediocres.
La ciudad necesita de significativas obras que la adecuen, no se habla ni siquiera de emprendimientos de envergadura, sino las propias de cualquier pueblito de medio pelo. Adornitos, fiestas y populismos de baja estatura, no cubren cráteres de arterias en el 99,9% de los caminos esteños, el inhumano desprecio al funcionario municipal que no recibe en tiempo y forma salarios, la contratación de “paquitas” y “paquitos”, y los negociados con dinero del pueblo.
En este 2024 no puede seguir el esquema de mafiosos que intentar persuadir a incautos con todo tipo de estupidez, con el afán de aparentar lo que no se es. Deberá ser el desafío de las autoridades, al menos si hay propósito de cortar con el fiasco de gestiones anteriores.
Pero no es solo una cuestión del Ejecutivo, sino de la Junta Municipal sumar en favor de objetivos positivos, y no solo lucro particular.
Todos los proyectos que figuraban en agenda electoral deben salir de los papeles y no andar magnificando lo mismo como si ello fuera trascendental. No se ha resuelto ningún solo problema de la sociedad esteña, ni siquiera el transporte público, con lo que ello mide el nivel de la realidad. Mucho ruido para intentar desviar atenciones sobre mediocridades manifiestas.
Gastos multimillonarios en autopromociones o festivales musicales, bien podrían haber sido invertidos para finalmente tener la base de una metrópolis con proyección futurista.
La falta de visión tiene la suma de la malvivencia, con lo que son males a combatirse en el presente periodo.
Una urbe además de buen cimiento, requiere de autoridades más capaces y menos genuflexas a la codicia, al vicio del egocentrismo y de la afición al robo. El desafío sigue siendo salir del fisco.