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El inepto valiéndose del victimismo manipulador

Se podría considerar al victimismo como aquel comportamiento de personas que asumen el rol constante de arroparse de víctima. Siguiendo con la ilustración, el victimista “sostiene una actitud pasiva y esquiva” ante cualquier problema, y por sobre todo culpa a cualquiera y a todos por lo que podría considerarse de malo que le sucede.

Si bien no está tipificado como patología propiamente dicha, podría tratarse de un trastorno de personalidad.

También el victimismo es una herramienta del manipulador, con el propósito de intentar deformar la realidad y así proyectar culpas en los demás, incapaces de autocríticas, lejos de asumir responsabilidades.

Y de estas figuras se valen los pillos, miserables autoridades que se visten del victimismo para persuadir sobre reales responsabilidades ante tragedias, metidas de pata y sucios robos de la cosa pública.

Es así que, ante desidias propias sobre, por ejemplo la finca 66, que genera innecesaria violencia, se prefiere culpar a terceros  y nombrar a otro rufián como Bachi Núñez, obviando que se falló en trámites comprometidos a morados. “La culpa no era mía”.

Pero no es una cuestión clínica, sino cínica de hipócritas, que lo mejor que saben es culpar a Eva con la manzana por los pecados cometidos en la administración municipal.

Fiascos abominables, a sabiendas, no son eludibles solo llorando por que otros eran los malos. El intendente es Miguel Prieto, y por más de un período, los males denunciados son de su período, y la falta de pago de salarios a funcionarios es presente.

Nadie resiste un archivo, y en épocas de anonimato del poder, el entonces jovenzuelo gritaba y gritaba contra los malvados del clan, que desalmadamente dejaban sin su derecho sagrado a empleados municipales de percibir haberes por trabajos cumplidos. Ahora ante el reclamo por retrasos de tres meses en pagos, la respuesta es que si no les gusta salgan. La barrabasada alcanza niveles sorprendentes, así como la cara de palo de séquitos que también asumen el victimismo, recordando que “antes era así y nadie decía nada”.

Parece chiste, pero penosamente no lo es. Estamos delante de una mediocre y nefasta gestión municipal, que cubre inmundicias con el cuento de ataques políticos, hasta cuando llueve y arrastra burdos baches y recapados.

No se cuenta la realidad, siguen predominando las medias verdades que defienden incorrecciones administrativas y culpan a los no pro de lo que sucede.

El populismo barato es un mal con comprobadas consecuencias negativas para la generalidad, por lo que solo valerse del sentido común debería ser suficiente para romper peroratas “copy-page”.

Es intolerable la conducta victimista, siendo verdugos.

Ciudad del Este sigue adoleciendo  de los mismos vicios de liderazgos mafiosos e inconducentes para los intereses poblacionales, con pintorescos personajes como autoridades y que suman dudosa integridad.

El pueblo no puede seguir siendo persuadido por malvivientes patológicos, por lo que es importante, primero involucrarse, conociendo hechos más allá de elaborados vídeos en redes sociales, indagando sobre episodios propalados por el oficialismo, y por sobre todo sacando propias conclusiones. El fanatismo, así como el desinterés,  han llevado a la ciudad a padecer por décadas dirigencias mediocres y sinvergüenzas, evitando el progreso requerido. Repetir permisividad ante ineptos, solo tendrá el mismo resultado de insignificancia.

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