
El intendente de Presidente Franco, Roque Godoy (PLRA), visiblemente se burla de los damnificados por las inundaciones en su ciudad, al otorgarles precarias carpas que fueron montadas en medio de un yuyal, a lo que el mismo llama “refugio”. De esta manera, las más de 50 familias residentes en las zonas son humilladas por la autoridad municipal, que sigue demostrando su total apatía hacia las necesidades de los más carenciados. En tanto, desde la comuna acusaron a los damnificados de no querer utilizar el albergue, por temor a que se roben sus pertenencias.
Pobladores de los barrios San Juan y San Miguel – Villa Baja son los más afectados por las crecidas del río Paraná, provocadas por las intensas precipitaciones. Mientras diversas instituciones se están movilizando para ayudar a los damnificados, la municipalidad de Presidente Franco pareciera burlarse de sus conciudadanos desesperados. Unas 56 familias debieron salir de sus viviendas a raíz de la crecida del agua y fueron reubicadas en precarias carpas de lona negra (estilo Villa Miseria), en medio de un yuyal situado en el barrio María Auxiliadora, por disposición del jefe comunal.

La situación incluso causó la extrañeza de funcionarios de la Itaipu Binacional, de la Secretaría de Emergencia Nacional, la X Región Sanitaria y la Gobernación de Alto Paraná, instituciones que también están ofreciendo ayuda a los damnificados de Ciudad del Este y Presidente Franco. Mientras la Gobernación y la comuna esteña declararon emergencia departamental y distrital respectivamente, en Franco lo único que han hecho hasta el momento es ofrecer unas precarias carpas de lona negra a los damnificados, quienes debieron “aguantar” bajo la torrencial lluvia que cayó durante casi todo el día de ayer. Para empeorar, las precipitaciones deben continuar hoy, de acuerdo a los datos proporcionados por Meteorología.
A parte de las carpas, ninguna ayuda provino de la comuna, que al decir de funcionarios que prefirieron mantener en reserva sus identidades, no tiene recursos ni está preparada para situaciones de emergencia, debido a la negligencia del intendente Godoy, que nunca se preocupó del tema, pese a que las inundaciones son anuales y cíclicas en las zonas bajas de su comunidad.
En tanto, desde la municipalidad indicaron que desde el “día 1” de las inundaciones, prepararon la Parroquia Nuestra Señora de Fátima para recibir a los afectados, pero los mismos se negaron a instalarse en el templo, alegando temor en que sus pertenencias sean hurtadas por ladrones aprovechadores.

Si bien el agua bajó del nivel máximo que alcanzó el fin de semana pasado, las compuertas de la hidroeléctrica Itaipú están totalmente abiertas desde el martes y la entidad alertó a las familias para no volver a sus casas, especialmente en aquellas zonas donde ya no están inundadas. Esto porque seguirán las lluvias y podrían volver a elevarse los niveles del río Paraná y de los arroyos que cruzan los barrios. Una mejora del tiempo está prevista recién para mañana sábado, por lo que el fin de semana los moradores podrían eventualmente regresar a sus hogares en caso de ceder las aguas.
COMUNA EN QUIEBRA
Es de público conocimiento que, a raíz de la desastrosa gestión del intendente Roque Godoy, la comuna franqueña está en quiebra. Ni siquiera puede pagar el salario a sus funcionarios, quienes están con varios meses de atraso. El propio intendente admitió la situación, justificándose con una “baja” en las recaudaciones, situación que siempre se da a esta altura del año y que ya no debería de sorprender a las autoridades municipales. En tanto, los concejales municipales, incluidos los supuestos “opositores”, se mantienen en silencio y ya no critican al jefe comunal, quien habría “arreglado” la situación con todos ellos para que permanezcan callados y obsecuentes.