
La Semana Santa se vivió con una intensidad especial, como un momento de pausa y reflexión en medio del ajetreo cotidiano. Fue la oportunidad perfecta para reencontrarse con la familia, disfrutar de las tradiciones, recorrer el interior del país y saborear las comidas típicas. Días válidos como minivacaciones, para recargar energías y fortalecer lazos afectivos.
En la terminal de ómnibus de Ciudad del Este, conversamos con pasajeros de vibrantes sentimientos. Maletas y bolsos cargados con esperanza. Cada pasajero lleva en su equipaje, no solo objetos, sino también sueños, historias y anécdotas para compartir.
Una de las viajeras con mucha alegría comentó que en San Pedro se encuentra prácticamente toda su familia. “Allí preparamos chipa, sopa, asado. “Allí el encuentro es con mi papá, mi suegro, mis hermanos, ya los extrañábamos”, comentó acompañada de sus hijos.
Los jóvenes también se mostraron entusiasmados. Aprecian de estas fechas el compartir con los abuelos, tíos y primos. Son días donde todo fluye con mucho afecto, entre risas y el trabajo en la cocina, lo que hace que estas fechas sean muy especiales.
Otra pasajera estaba saliendo del país. Vino después de dos años, proveniente de Argentina. Compartió unos días y ya estaba de regreso al país vecino. Aprovechó para disfrutar de las comidas tradicionales y compartir con los seres queridos. La nostalgia y la alegría se mezclan en cada reencuentro y despedida, señaló.
En la terminal también se escuchan reflexiones sobre la importancia de respetar el carácter sagrado de los días santos. Una pasajera lamentó que eso ya no se respeta como antes, cuando eran días para reunirse en familia, orar y compartir momentos de paz.
En tanto, una mujer contó que por primera vez saldrá del país en Semana Santa. Su destino es Argentina, donde iniciará un tratamiento médico. “Es un viaje de esperanza, de fe, una de mis hijas vino a buscarme, otra hija ya nos espera allá”.
Otra joven expresó su entusiasmo porque visita San Pedro del Ykuamandiyu, donde disfruta de buena comida y la compañía de toda la familia. “Es la mejor época para estar con los seres queridos”.
Finalmente, otra joven que trabaja en Ciudad del Este, indicó que son días para estar en compañía de su madre y sus hermanos en Caazapá. Para ella la Semana Santa tiene un significado muy especial: “No hay nada mejor que quedarse en la casa de mamá y guardar esos recuerdos para toda la vida”.
Los días de descanso y reflexión fueron vividos en diferentes puntos, pero todos con algo en común, como parte de nuestra identidad: en familia, con fe y sabor tradicional. Ahora con energías renovadas, se reanudan todas las actividades.

