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Enfocarse en lo trascendente

De hecho que la soga al cuello por propias malvivencias en el manejo de la cosa pública genera más atención que lo habitual, es de mucha importancia que las autoridades municipales, en el tramo final de mandatos, enfoquen labores en mejorar las condiciones generales de la ciudadanía, conforme promesas y compromisos institucionales emanados del cargo. No existe una institución comunal en el Alto Paraná, que brille por la transparencia, el correcto uso de los recursos y acciones que cambiaron sustancialmente para bien comunidades, por lo que la generalización no es un exagero.

Pero al menos por decoro, al fiel estilo de goleadas en el fútbol, donde pese a imposibilidades de cambiar resultados se debe ir por el gol del honor, debería ser motivación.

Inversión en salud pública, mejoramiento de caminos y por lo menos optimización en  recolección de residuos, podrían ser “goles de honor”, en gestiones plagadas por miserabilidades.

Comenzar a administrar realidades, en sencillamente hacer lo que corresponde puede dirigir instituciones más cercanas a lo sostenible. Cortar con el vicio de la corrupción es la única salida de la mediocridad y ello solo será posible si los mismos intendentes dejan de lado apetitos inconmensurables por lo ajeno, y se erigen en ejemplos para súbditos igualmente hambrientos por el dinero ajeno.

La falta de honestidad y de vergüenza han sido brújulas coincidentes en gestiones que tienen como resultado lo paupérrimo.

El descalabro de instituciones municipales no puede seguir siendo normal, periodo tras periodo, donde el que sucede tenga que lidiar con cuentas, superpoblación de funcionarios y acciones judiciales no ejecutadas. Todo esto es evitable, pero para ello debe primar buena intención  y sentido de responsabilidad en actuales jefes comunales. En ocasiones incluso el caos se deja para propios apadrinados, pues solo importa la codicia.

Hasta la fecha, al menos en la última década, ni siquiera remedo de óptima administración se ha tenido, por lo que nadie ha cumplido con básicos deberes de autoridades públicas. Y si de poco o nada se hace alarde, es o porque se es extremadamente cara dura o el pueblo es tonto. En ciertas oportunidades ambos.

Enfocarse en lo trascendente no es opcional, es urgente, por lo que todos quienes fueron bendecidos con espacios de poder, deben deponer voracidades, y usar la razón valiéndose de la conciencia para hacer un esfuerzo real de cerrar gestiones de la mejor manera posible, y que ello expíe en parte tremendos pecados.

De la misma forma, la ciudadanía de los distritos donde sus referentes han sido mediocres y malvivientes, no pueden seguir dando pulgar arriba a propuestas de iguales. Al final de las cuentas, hay gran culpa en quienes permiten que sus representantes sean bandidos e inútiles.

El tiempo apremia, y al menos para anécdota, quienes están caminando por la tabla pueden conservar un mínimo de dignidad intentando reparar propias bestialidades en administración pública.

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