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Escuelas del interior siguen reflejando desinterés y ausencia total del Estado 

Mesas astilladas, rotas y hierros retorcidos son apenas algunos de los tantos problemas con los que deben lidiar en la escuela de la colonia Chino Cue.

Pese a que el inicio de las actividades escolares ya se dio en prácticamente todo el territorio nacional, aún existen varias comunidades educativas del Alto Paraná que deben lidiar con el grave problema de falta de sillas, mesas, pupitres y estructuras en total estado abandono. El desinterés de las autoridades hacia un sector tan importante y delicado, se sigue reflejando en las aulas de instituciones de la colonia Chino Cue, distrito de Itakyry, donde unos 500 alumnos deben disputar pedazos de madera para poder sentarse y asistir las clases.

Si bien la semana pasada dábamos a conocer las decadentes condiciones en que se encontraban algunas escuelas del mismo municipio, esta vez, lamentablemente la historia se repite en la zona conocida como Primera Línea, en la colonia Chino Cue.

Ubicada a unos 25 kilómetros de la zona urbana, la Escuela “Niños Mártires de Acosta Ñu” se encuentra en un estado calamitoso. La mayor parte de los ventanales están con los vidrios rotos, lo que además de no proteger a los estudiantes del calor o el frío, es un peligro inminente.  Durante los días de lluvia, las aguas invaden las salas de clases a través de las ventanas y las goteras del techo, obligando a los docentes a suspender el desarrollo de las clases.

El estado de los sanitarios es uno de los mayores problemas, ya que prácticamente el 100% está inutilizable, corroídos por la humedad, suciedad y el desperfecto de los aparatos pertinentes. A todo esto, se suma la falta de conciencia de muchos estudiantes, quienes no tienen la más mínima consideración ni el cuidado necesario.

Pese a que las clases ya se iniciaron, varias de ellas están invadidas por escombros y basuras. Los alumnos llegan a utilizar pedazos de madera o cajas de verduras como sillas.

Gran parte de los pisos están agrietados, dando paso a la humedad y convirtiéndose en la guarida perfecta para insectos y alimañas. El sistema eléctrico carece de mantenimiento y eso se observa a simple viste, atendiendo que las tomadas de luz “cuelgan” en la entrada de las aulas, siendo un riesgo inminente para pequeños y grandes.

Los problemas no terminan con todo lo ya mencionado, ya que la parte de mobiliarios es la mayor falencia, atendiendo que las pocas sillas, mesas y pupitres son más bien elementos de peligro que otra cosa.  Los asientos presentan clavos expuestos, maderas rotas y puntiagudas, las mesas además de tambaleantes, tienen peligrosas astillas por donde se las mire. En varias aulas se puede observar una gran cantidad de tablas, tubo y otros materiales, que en ocasiones son utilizados como asientos para dar clases. En los pasillos también hay hileras de cajas de verduras, que en pleno siglo XXI los niños utilizan como sillas.

Los padres aseguran que en reiteradas oportunidades han hecho llegar sus pedidos, manifestando la preocupación por la calamitosa situación en la institución, pero a pesar de ello, los años pasan y la situación sólo tiende a agravarse.

La falta de gestión e interés de las autoridades educativas del departamento se reflejan no sólo en las zonas alejadas del Alto Paraná, sino que también a unos pocos kilómetros de la capital departamental, atendiendo que en lugar de abrir puertas a la educación, varias escuelas se ven obligadas a despedir a los alumnos que terminan el segundo ciclo, por falta de recursos para habilitar el tercer ciclo.

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