Al llegar al último tramo del periodo escolar 2024, uno de los mayores inconvenientes se da con las estructuras de las aulas, que sin bien se “condicionan” mayormente gracias al trabajo y el aporte de los padres de familia, siguen presentando una imagen lamentable que denota la desidia por parte de autoridades locales y del Ministerio de Educación. Techos llenos de goteras y humedad, sillas destartaladas, parques es pésimo estado, y una larga lista que denotan la falencia en el sistema educativo.
Si bien las instituciones como las municipalidades o la Gobernación “invierten” millonarias sumas en obras para las escuelas y colegios públicos, las empresas adjudicadas no cumplen a cabalidad con lo solicitado y terminan costando al pueblo el doble o tripe del costo original. La utilización de materiales de segunda o mala calidad es uno de los principales factores, ya que al poco tiempo de ser inauguradas ya presentan falencias.
Durante un breve recorrido por varios barrios de CDE, constatamos no sólo el desgaste de las estructuras, sino de los muebles, parques e incluso la presencia de grandes cantidades de basuras y escombros en inmediaciones de las instituciones educativas.
Estas condiciones son las más propicias para la formación de criaderos de mosquitos, que colaboran en la proliferación del insecto transmisor de varias enfermedades. Con la llegada de los días de extremo calor y las lluvias, esto se vuelve una constante, dando las condiciones para una nueva epidemia de dengue y chicungunya.
Hace un par de semanas, tras denuncias realizadas a los medios de comunicación, el parque infantil de la escuela Área 1 volvió a habilitarse, tras pasar por una estricta jornada de limpieza y arreglos, que difícilmente se hubiera dado de no publicarse. Este tipo de situaciones se replica en varias escuelas, como las de San Rafael, Km 8 Acaray y otros puntos.
Si bien existe un temor por parte de los directivos en realizar las denuncias oficialmente, por miedo a ser “castigados” por sus superiores por desnudar la realidad de las escuelas, también los padres temen represalias, por lo que recurren a los medios para presentar sus quejas.
El Centro Regional de Educación de CDE es uno de los beneficiados con el lote de obras adjudicador por la municipalidad esteña, pero los docentes aseguran que en las aulas también se sienten las necesidades, especialmente en lo que hace a sillas.
Hace unos tres meses, la comunidad educativa de la escuela San Isidro Labrador, sufría las consecuencias de las goteras en dos aulas, en las que debieron ser suspendidas las clases por no existir condiciones para que los alumnos permanezcan en ellas. Los directivos y docentes tuvieron que “solucionar” el problema reubicando a los grados afectados en otras dependencias. Una vez más, fueron los padres quienes colaboraron para que la solución llegue y puedan habilitar las aulas afectadas.
Es “normal” escuchar las quejas y reclamos de los padres por los constantes y permanentes “pecheos” que se van dando durante todo el año lectivo, además del “aporte voluntario” al principio de año y las colaboraciones constantes para poner las aulas en condiciones, incluyendo la compra de aire acondicionados, ventiladores, cortinas y hasta bebederos, que terminan desapareciendo por arte de magia al final del año.