
Con la llegada de la Semana Santa, varias escuelas y colegios de la zona se sumaron a la tradicional práctica del “chipa apó”. Si bien esta actividad forma parte del plan del Ministerio de Educación y Ciencias, que se replica cada año, es una de las más aguardadas por todos los estudiantes, especialmente los más pequeños.
El entusiasmo y la algarabía que se vivió tanto en las aulas como en los patios de las diversas instituciones educativas en los últimos días, reflejan que hay prácticas que forman parte de la cultura y la costumbre paraguaya, que seguirán vigentes por muchos años.
Docentes, padres de familias, directivos y colaboradores hicieron posible esta actividad. Previa a la preparación, los educadores dieron instrucciones explicando cuales son los ingredientes utilizados para la preparación de la chipa. Además de una breve reseña de dónde y cómo nace la tradición de preparar este especial y tan solicitado menú para los días santos.
Vestidos a tono con delantales y gorros, ya con las manos en la masa, los niños y jóvenes fueron moldeando cada chipa, donde no faltaron las figuras de animales como el yacaré y la chipa “lopí”. Como todo se va adaptando a los tiempos actuales, también aparecieron las chipas en formas de emoticones y personajes de los diseños animados favoritos de los chicos.
Atendiendo que esta actividad se realiza cada año, la ACE de la Escuela del Área 1 decidieron construir un tatakua, que ya fue inaugurada por los estudiantes del tercer ciclo y ya quedará como patrimonio de la institución para los próximos años. “Con esto mantenemos la linda costumbre del chipa apó cocinando en el tatakua, además de disminuir la sobrecarga que genera la utilización de varios hornos y mantenemos viva esta bella tradición de las familias paraguayas”, indicó Ricardo Márquez, presidente de la Cooperadora Escolar, quien junto a otros padres, se encargó de cargar de leña y encender el horno de barro, generando gran entusiasmo en la comunidad educativa.
Tanto en las instituciones públicas como privadas, los niños disfrutaron de una jornada donde no solo cocinaron y degustaron de uno de los platos más tradicionales y requeridos por los paraguayos, sino que siguieron con una tradición que forma parte de la cultura de millones de familias paraguayas.