La llegada de las fiestas de Navidad y Año Nuevo en Paraguay se caracteriza por una mezcla de alegría, tradición y como es lógico celebración. Sin embargo, estas fechas también traen consigo riesgos que no deben ser ignorados, especialmente cuando se trata del uso de artefactos pirotécnicos.
Es de mucha importancia como sociedad tomar conciencia de los peligros asociados a la manipulación irresponsable de fuegos artificiales. Si se conmemorará con ello, se debe garantizar la seguridad de las personas, los animales y el medio ambiente.
El uso de fuegos artificiales representa un grave peligro para quienes la manipulan, especialmente niños y adolescentes, quienes muchas veces no cuentan con la supervisión adecuada, y suceden lamentables sucesos. Las lesiones más comunes incluyen quemaduras graves, amputaciones, pérdida de audición e incluso daño ocular irreversible. Según datos de hospitales en Paraguay, los servicios de emergencias suelen registrar un aumento significativo de accidentes relacionados con incendios artificiales durante estos eventos, por ello recordar debe servir de aprendizaje.
Otro factor a considerar es lo necesario de la empatía. Los fuertes ruidos generados por los fuegos artificiales pueden desencadenar crisis severas en aquellos con trastornos neurológicos, problemas psiquiátricos o hipersensibilidad auditiva, lo que subraya la necesidad de regular y reducir el uso de estos productos.
De la misma forma hay que tener en cuenta el impacto negativo de la pirotecnia en los animales. Las explosiones generan altos niveles de estrés en perros, gatos y otras especies, provocando cuadros de ansiedad, desorientación e incluso huidas que ponen en riesgo su vida. Esto es particularmente preocupante en zonas urbanas, donde las mascotas están más expuestas al ruido.
Dichos elementos de estruendo, también inciden nefastamente en el medio ambiente. Los residuos tóxicos que liberan los artefactos contaminan el aire, el agua y el suelo, contribuyendo al deterioro ambiental. Además, el riesgo de incendios en áreas boscosas o residenciales es otro componente de la irracionalidad, pues en un país como el nuestro, las altas temperaturas en diciembre incrementan la vulnerabilidad a este tipo de siniestros.
La mejor manera de prevenir accidentes es no adquirir estos productos y hacer uso del sentido común. Pero si la poca razón es la que domina, y finalmente se decide utilizar pirotecnia, es fundamental que un adulto supervise y manipule los artefactos de manera responsable.
Es esencial que los municipios y organizaciones sociales refuercen las campañas educativas para sensibilizar a la población sobre los riesgos de manipular estos compuestos.
Hay que tener en cuenta que estas fiestas son más de unión familiar y comunitaria, debiendo priorizar la vida y el bienestar de todos los seres. Fomentar una cultura de prevención y respeto por el entorno es clave para disfrutar de estas festividades de manera segura y responsable.