El abandono total de la oficina de la Fiscalía Adjunta del Área X por parte del adjunto Jorge Sosa, hace que los agentes fiscales de las distintas unidades actúen sin ninguna restricción para cometer barbaridades en sus funciones. En tanto, el fiscal General del Estado, Emiliano Rolón, con su inacción, evidencia que actualmente la institución no tiene rumbo. Varias son las denuncias realizadas contra diferentes fiscales, pero ninguno siquiera recibió un llamado de atención.
La Fiscalía últimamente opera sin una cabeza. El mandamás, el fiscal general Emiliano Rolón, desde que asumió el cargo no ha logrado realizar cambios importantes en cuanto al sistema operativo de la institución. En Alto Paraná, la situación es aún peor ante la inexistencia prácticamente de la Fiscalía Adjunta a cargo de Jorge Sosa, quien ha logrado notoriedad más bien por cuestionamientos. Sosa normalmente aparece uno o dos días por semana en la zona e incluso hay veces que no aparece ninguna sola vez.
Los fiscales denunciados por desempeñarse mal en sus funciones ante la Fiscalía Adjunta en ningún momento fueron sancionados o por lo menos trasladados a otras unidades fiscales, sanción que normalmente es aplicada por los adjuntos de turno.
Como ejemplo de algunos graves casos que quedaron impunes o encubiertos por el propio fiscal adjunto Jorge Sosa, el fiscal antinarcóticos Elvio Aguilera, liberó a un presunto microtraficante supuestamente detenido con varias dosis de droga. El caso había generado mucha suspicacia, atendiendo a que surgió otra versión que los policías “plantaron” el alucinógeno al encausado. Pero de haber sido de una u otra manera, debió realizarse una investigación para aclarar el hecho, situación que no sucedió.
En otras causas, los fiscales Alfredo Acosta Heyn y Julia González actuaron de abogados de los autores de tres accidentes fatales ocurridos en la región. En uno de los sucesos, Acosta Heyn liberó en cuestión de dos horas a un automovilista que atropelló y mató a un hombre sobre una calle terraplenada el pasado 28 de julio, en Juan E. O’leary. El autor fue identificado como Rodrigo Fabián Ortigoza, quien estaba alcoholizado. Pero pese a que la ley prevé prisión para tales casos, el agente fiscal prefirió salvar al encausado en detrimento de la víctima fatal. En otra causa, el mismo fiscal no realizó ninguna diligencia para identificar a un automovilista que mató a un motociclista en Yguazú, demostrando que prefiere estar en contra de las víctima en lugar de ser su representante.
Por su parte, la fiscal Julia González, de la Unidad 11 de Ciudad del Este, encajonó hace casi dos años una causa y ni siquiera imputó a un conductor que atropelló a un joven que murió luego de 3 meses en un hospital. El sindicado, Arnaldo Ramírez Bogado, ni siquiera fue sometido a la prueba de alcotest, incurriendo así la fiscal en grave negligencia.
En todos los casos de total negligencia de los “representantes de la sociedad”, no hubo ninguna intervención por parte ni del Fiscal General Emiliano Rolón ni del adjunto Jorge Sosa, quienes al parecer solamente figuran como jefes en la desgastada institución de la representación pública.