
Una gigantesca granja mineradora de criptomonedas se ha establecido a pocos metros de la Subestación Santa Rita, ubicada en el barrio Europarque, donde aparentemente está sustrayendo cantidades industriales de energía de la compañía estatal. Esto ocurre mientras los residentes de Santa Rita, conocida como “la capital del progreso del Paraguay”, padecen cortes de energía diarios debido a la inestabilidad en el suministro, causadas precisamente por estas granjas que continúan operando casi sin ser detectadas, gracias a la complicidad de los jefes regionales de la Ande.
Periodistas de este medio lograron capturar imágenes impresionantes donde se encuentra la Subestación Santa Rita, inaugurada en noviembre de 2022. A pocos metros del lugar se encuentra una granja mineradora de criptomonedas de enormes proporciones, que según los datos obtenidos, consume la mayor parte de la energía distribuida. Según estimaciones, la granja consume al menos 6 Megavoltamperios (MVA), lo que debería resultar en un ingreso sustancial por concepto de energía eléctrica, estimado entre US$ 150.000 y US$ 180.000 mensuales. Sin embargo, hasta la fecha la Ande no ha emitido ninguna factura a los responsables de esta empresa, quienes se presumen serían empresarios brasileños y paraguayos con dudosos antecedentes.
Mientras la empresa estatal “regala” energía, los residentes de Santa Rita, en casi todos los barrios, se enfrentan a problemas con el suministro, teniendo que soportar cortes diarios de varias horas y sin recibir respuesta a sus reclamaciones. Supuestamente, el intenso calor genera “picos de consumo” que sobrecargan el sistema, sin embargo, la realidad podría ser otra, ya que estas minas de monedas virtuales podrían ser las verdaderas responsables del elevado consumo de energía en Santa Rita, lo que termina perjudicando a los usuarios. La jefa regional de la Ande es Norma Paredes, que aparentemente también estaría implicada, ya que nunca ha denunciado este tipo de irregularidades.
Estas empresas mineradoras representan un verdadero flagelo para el Alto Paraná, ya que roban grandes cantidades de energía a la Ande, causando un grave perjuicio al sistema energético de la región. Los operativos realizados en la zona, ante la fuerte presión mediática, siempre son iniciados desde la capital del país, mientras los jefes regionales de la empresa estatal permanecen en silencio frente a este descarado robo de energía.

JEFES REGIONALES SON MUY CUESTIONADOS
Existen fuertes críticas hacia la gestión del ingeniero Juan Rozzano, máxima autoridad de la Ande a nivel regional, que desde noviembre de 2022 es el jefe de la División de Gestión Regional Este. Junto con el ingeniero Valerio Rojas, jefe de Distribución; y el ingeniero Domiciano Silguero, jefe regional de Pérdidas; entre otros, su inacción permite que continúe floreciendo el lucrativo negocio de la minería de monedas virtuales, que a su vez podría ser una fachada para el lavado de dinero y otros delitos asociados al crimen organizado.
Funcionarios del ente estatal han informado a periodistas de nuestro medio que, gracias a los avances tecnológicos actuales, es relativamente sencillo detectar los lugares donde se roba grandes cantidades de energía, por lo que no hay excusa para no intervenir. En teoría, los responsables de estos establecimientos podrían enfrentar hasta 3 años de prisión, según lo dispuesto en el Artículo 173 del Código Procesal Penal, relativo a la “Sustracción de Energía Eléctrica”; sin embargo, hasta el momento no hay condenados, principalmente debido a la actuación negligente de los fiscales Alcides Giménez y Julio Paredes, designados en Alto Paraná para perseguir y castigar el robo de energía.
Los principales propietarios del “negocio” de explotación de criptomonedas son empresarios, en su mayoría extranjeros, con antecedentes oscuros y vinculados al crimen organizado, el narcotráfico y el lavado de dinero. Informes de inteligencia sugieren que la minería de monedas virtuales es una de las actividades favoritas de los lavadores, ya que facilita el blanqueo de capitales en dólares, la moneda en la que se realizan las transacciones.