
Ana Maradona recordó con profunda emoción la última vez que vio a su hermano Diego Armando, ex futbolista histórico de la Argentina. Fue en la clínica donde se sometió a una cirugía en la cabeza. «Lo vi bien después de la operación», relató en su testimonio ante el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 3 de San Isidro. Sin embargo, cuando le preguntó si sentía dolor, él le respondió con una frase que quedó marcada en su memoria: «Sí, el alma».
El juicio por la muerte del astro del fútbol, ocurrido el 25 de noviembre de 2020, avanza con declaraciones importantes. El jueves, además de Ana, también brindó su testimonio su hermana Claudia, mientras que Rita estaba prevista para declarar en la tarde. Ambas testigos describieron a Diego como un hermano presente y afectuoso, alguien que siempre se preocupó por el bienestar de su familia. Rememoraron su generosidad y su manera de expresarse con amor hacia ellos, incluso en los momentos más difíciles de su vida.
La noticia de su fallecimiento llegó de manera repentina y devastadora. «Nos llamaron para decir que se descompuso. Nos enteramos y nos fuimos con mis hermanas. Cuando llegamos, ya estaban sus hijas y la mamá de ellas. Nos dijeron que había muerto», relató Ana, la mayor de los ocho hermanos Maradona. El impacto fue inmediato, un golpe imposible de asimilar en el momento.
En el debate oral, donde hay siete imputados por la muerte del exfutbolista, tanto Ana como Claudia hicieron referencia a la reunión en la que se decidió su internación domiciliaria en la casa de San Andrés.
Coincidieron en que la decisión fue tomada por los médicos y que ellas solo escucharon las opciones planteadas, continuar en un hospital o trasladarlo a un domicilio. «La internación iba a ser muy difícil por el carácter de mi hermano, y se propuso entre todos la domiciliaria. No recuerdo bien quién lo planteó, pero fue un acuerdo general», explicó Claudia, la menor de las hermanas. También señalaron que no participaron activamente en la toma de decisiones médicas, confiando en que los profesionales de la salud harían lo mejor para garantizar el bienestar de Diego.
El proceso judicial busca determinar si hubo negligencia en el tratamiento y la atención que recibió Maradona en sus últimos días de vida. La fiscalía sostiene que existió una falta de control adecuado y una cadena de errores que derivaron en su fallecimiento. La defensa de los imputados, por su parte, argumenta que se trató de una situación médica compleja y que se tomaron todas las medidas necesarias dentro de las posibilidades del paciente.
A medida que avanza el juicio, nuevos testimonios y pruebas intentan arrojar luz sobre lo que realmente ocurrió en aquellos días previos al fallecimiento del ídolo. La familia, mientras tanto, espera justicia y respuestas que les permitan comprender el desenlace de una de las figuras más emblemáticas del fútbol mundial.