
Mientras hogares de niños de Ciudad del Este sobreviven gracias a la solidaridad y la buena voluntad de cientos de ciudadanos, la municipalidad despilfarra dinero público sin ningún tipo de remordimientos. Lo que se destina a gastar para una noche de fiesta, ayudaría a sostener a más de 60 menores durante unos 5 meses, incluyendo alimentación, techo, abrigo, educación, luz y todo lo que implica brindarles las mínimas condiciones para una vida digna.
Uno de los únicos albergues de niños instalados en Ciudad del Este es el Hogar de Niños Santa Elena, ubicado en el barrio Villa Fanny, donde actualmente viven 64 menores a partir de los 3 meses de edad. El lugar tiene varios años de existencia y hasta hace poco era el único dedicado al difícil trabajo de acoger a menores víctimas de algún tipo de hecho punible. Hace un par de meses, el hogar Las Tías, anteriormente instalado en el municipio de Pdte. Franco, se instaló en su nuevo edificio, sumando así dos hogares en la capital departamental.
María Elena Tindel, directora fundadora del Hogar Infantil Santa Elena, comentó que el hogar existe hace 11 años y que actualmente cuentan con menores desde los 3 meses de edad. “Desde que iniciamos esta misión hacemos lo posible para que los niños dignifiquen sus vidas en el hogar, nos mantenemos gracias al apoyo de personas particulares. Jamás recibimos asistencia de la municipalidad ni de otras instituciones que ofrezcan rubros. Durante las campañas políticas siempre vienen y prometen ayuda, pero después no atienden siquiera nuestras llamadas, y no podemos estar pendientes de eso porque aquí la necesidad es permanente, hay que gestionar y solucionar ya” afirmó, al tiempo de comentar que la Itaipú Binacional suele apoyar con los atuendos para los bailarines del elenco artístico que participan en las competencias.
La totalidad de los niños del hogar fueron llevados por disposición judicial, tras sufrir algún tipo de situación dentro de su propio entorno familiar. “Aquí reciben una atención digna, todas sus necesidades como alimentación, vestimenta, educación, higiene y todo lo necesario. Todos los niños en edad escolar van a la escuela José Asunción Flores del Barrio San José, aparte tienen actividades extracurriculares. Nos dimos cuenta que funciona para que ellos puedan canalizar sus males y lograr convivir con esas situaciones tristes que pasaron, a través del arte se motivan e incentivan a continuar. Tienen danza, taewkondo, arpa, guitarra, teclado, violín, informática, manualidades como bordados, pintura, porcelana fría, reciclado, además de culinaria, donde aprenden a hacer pan, dulces y todo lo que se pueda aprender, incluso vendemos los productos o los preparamos para eventos”, comentó Tindel, detallando que reciben pedidos de bocaditos salados y dulces, ensaladas y una serie de comidas que se preparan por pedido.

PROYECTO EXITOSO PARA MAYORES DE 18 AÑOS
Hace algunos años implementaron un nuevo sistema con los chicos que cumplen la mayoría de edad, sin que tengan que abandonar el hogar ni separarse de sus hermanos. Los mismos son destinados a otro edificio donde siguen recibiendo asistencia completa, además de cursar diversas carreras en la universidad. “En estos momentos tenemos ocho universitarios entre estudiantes de medicina, enfermería, ingeniería civil y periodismo, y vamos logrando que no se separen de sus hermanos menores. Seis de ellos ya están trabajando en empresas que se unen a la causa y tratamos de darles continuidad, porque si salen de aquí al cumplir los 18 años, difícilmente prosperen, debido a la mala experiencia que han tenido y la falta de apoyo”, comentó María Elena.
Actualmente está en plena construcción una vivienda residencial para los jóvenes, convirtiéndose así en un proyecto completo para reparar y dar una oportunidad completa a estas personas que pasaron por circunstancias terribles desde temprana edad.