A modo ilustrativo, los ilusionistas son artistas dentro de lo que se puede llamar como artes escénicas, que interpretan trucos a modo de entretenimiento de un público y busca asombrarlos. Con intentos similares de persuadir a públicos, también se tienen remedos de ilusionistas en instancias institucionales, donde se intenta ocultar la mediocridad con truquitos que reciben aplausos cerrados de encadenados a beneficios con salarios municipales.
Y en efecto es mucho más fácil ilusionar a un público previamente persuadido.
Estar al mando de una institución comunal para blindarla ante eventuales investigaciones serias que puedan concluir descomunales robos, intentar hacer creer que solo un mínimo de esteños es capaz de ver el puntito negro en la galaxia transparente de acciones desarrolladas, tiene mucho de magia. Magia de hacer desaparecer cualquier comentario o cuestionamiento negativo sobre gestiones, magia para incrementar economías interesadas a costa del dinero público, y ni que decir los trucos para evitar consecuciones de procesos judiciales.
Sin emprendimientos duraderos, de baja calidad, e imprevisiones absurdas, parecieran trucos ya vistos en administraciones anteriores. Hay que ser guapos en el arte del engaño para mostrar fábulas de magnanimidad, y así ocultar descomunales negociados con víveres, buses eléctricos, préstamos bancarios, y la compra de concejales con dinero municipal.
Sacar conejos de la galera no se compara con la magia que la promocionada planta asfáltica no sea más que un elefante blanco, sin cumplir promesas de asfaltar como corresponde calles de la ciudad que siguen en deplorable estado, pero repitiendo supuestos grandes logros inexistentes.
Es de gran habilidad, buscar hacer aparecer como irreal que funcionarios municipales no perciban en tiempo y forma salarios, mientras que canes de estimación sean manipulados para “ladrar y morder” a todo quien se anime levantar la cabeza y reclamar por hechos concretos.
Los “pyragues pro” copiando vicios, que solo ven en quienes no son chupamedias de lo nefasto.
Lo de mejorar, transparentar y dignificar la función política no paso de ser más un bluff, que cada vez resulta más difícil ocultar de la opinión pública, pues calificar de resentidos a quienes padecen tránsitos por calles del micro-centro en deplorable estado y en mismos sitios hacer shows por el desarrollo del supuesto plan vial, es un chiste de muy mal gusto.
Todo es fantasía de unos pocos, que de momento logra entretener solo a séquitos que esperan pagos por aplaudir. No pasa por una cuestión de “no ver” los hilos del titiritero, si no de no querer ver lo que realmente sucede en el municipio hace bastante tiempo.
El resultante de la suma de la falta de coraje ciudadano y el acomodo de actores políticos, permite desde antaño se construya organizaciones mafiosas para desangrar las arcas municipales. Con apellidos diferentes, pero con el mismo modus operandi.
Es hora de no dejarse persuadir por lo trucado y despertar de la extrema permisividad del pueblo.
Solo en Halloween es apropiado disfrazarse de impolutos, pero en la realidad siendo malvivientes, por lo que esa “magia” de cambiar verdades por mentiras, es oportuna desterrarse.