Sin desconocer lo válido de reclamos por muertes y desidias oficiales, ante el contexto de epidemias sucesivas, la presencia de males que periódicamente colocan en vilo la vida de poblaciones enteras tienen maneras sencillas de ser mitigadas y depende en mucho de la misma ciudadanía.
Hasta resulta repetitivo todo esto, pero teniendo en cuenta padecimientos continuos, no queda más que insistir en cuestiones que pueden salvar de la misma extinción.
Una enorme cantidad de patologías que hoy se convierten en epidémicas e inmediatamente endémicas, llegan a tales por la dejadez de grupos de personas, a los que poco importa tener viviendas inmundas y alrededores similares.
Cumplir con obligaciones de limpieza ni siquiera debería estar en discusión, pero pese a ser un asunto de necesidad natural, se sigue rogando que se ponga en práctica.
Y es ciencia, pese a que siempre aparecen sectores que ponen en duda décadas de estudios, prueba y error, así como estadísticas. Se prefiere creer en “Mala Visión” y como tales se tiene corta, o mejor, cortísima visión de realidades.
La prevención con hábitos de higiene personal y colectivo tiene impacto positivo, que sumado a las vacunas convierten en tolerables a enfermedades mortales.
Enfatizar cuestiones básicas de convivencia ayudará a evitar padecimientos innecesarios y prolongar bienestar de la humanidad, que a lo largo de su historia se ha destacado por el progreso que rompe con mitologías absurdas.
La historia ya ha dado lecciones tremendas, tanto las recientes como las antiguas, donde pestes mataron millones de seres humanos por ignorancia hacia este principio de limpieza.
Lo esencial sigue siendo la limpieza, pero pese a la evolución, la humanidad al parecer no aprende.
A modo de ilustración, el Dengue supera la barrera de lo normal por falta de limpieza de predios, posibilitando criaderos del mosquito Aedes Aegypti a nivel industrial.
Los virus y bacterias son aplacados en su incidencia mediante la higiene.
Lavarse las manos, cuidar propias viviendas, correcta e equilibrada alimentación, son fundamentales a la hora de enfrentar los males que se volvieron endémicos a consecuencia de la inconsciencia ciudadana.
No se sale de una y ya se ingresa a otra, y como en el presente, con especial énfasis en la región, se tiene una amalgama de enfermedades que atacan al mismo tiempo.
No es muy racional olvidar acciones mínimas que deberían ser práctica común y que fueron repetidos en auge de muertes y dolores, sin causar efectos colaterales apocalípticos.
Insistir en medidas simples, capacitar, concienciar sobre la importancia de lo que no es un lujo o inalcanzable por la pobreza material, como el uso de agua y jabón, debería ser prioridad del Gobierno, con fuerte soporte de los medios de comunicación.
La salud preventiva, es la solución, barata y real.
Chamanes y charlatanes cargan también a cuestas óbitos lamentables, no siendo obra de Dios o del nuevo orden mundial sucesivas muertes prevenibles.
Fomentar la conciencia de la higiene y el cumplimiento de obligaciones naturales, podrán revertir propias responsabilidades sobre todo lo que negativamente agobia.