Con argumentos falaces y aberrantes, el juez penal de ejecución del segundo turno de la Circunscripción Judicial del Alto Paraná, Aldo Moreira, intenta “sacar la nalga a la jeringa”, al ser criticado y reclamársele el hecho de haber liberado a uno de los delincuentes que la semana pasada mataron a un joyero en Ciudad del Este. Moreira se basó en supuestos informes del director de la cárcel, Rubén Lombardo (sacado del cargo e imputado por corrupto), además de presuntos dictámenes médicos y psicológicos hechos por “profesionales” nada calificados. El JEM debería actuar de oficio y pedir informes al juez sobre este caso, sin embargo, este tendría “buenos contactos” y sería intocable.
Con una serie de excusas baratas, el cuestionado juez Moreira Curtido intentó defenderse ante la opinión pública, luego de sufrir fuertes críticas por otorgar libertad condicional al peligroso e incorregible delincuente Hernán Ariel Leguizamón Roa, que la semana pasada, en compañía de otro cómplice que también posee frondosos antecedentes, llegó hasta la vivienda del comerciante Ever Antonio Castellani Aquino, que se dedicaba a la venta de joyas a través de las redes sociales. Los marginales se hicieron pasar por clientes y vía WhatsAap se comunicaron con la pareja de la víctima, supuestamente interesados en una costosa cadena de oro. Fue una trampa y cuando la víctima se percató, ya era demasiado tarde, porque los bandidos empezaron a disparar y mataron a Castellani para robar joyas y dinero. Finalmente, fueron capturados en Pdte. Franco y volvieron a la cárcel.
Cuando se descubrió que ambos delincuentes en realidad debían estar tras las rejas y no libres para seguir cometiendo atrocidades, las miradas se centraron en los jueces que les otorgaron la libertad, Aldo Moreira y Troadio Galeano (jubilado). En su defensa, Moreira Curtido emitió una serie de argumentos traídos de los pelos, que no justifican de manera alguna su irracional accionar y la responsabilidad que debería de tener por dejar en libertad a un delincuente incurable como lo es Leguizamón Roa.
De acuerdo a los datos, Hernán Ariel está condenado, con sentencia firme y proceso de ejecución penal a cargo de Aldo Moreira, en la causa N°689/17: M.P. C/ Hernán Ariel Leguizamón Roa y Carlos Javier Ferreira G. S/ S.H.P. C/ La Vida (Homicidio doloso en grado de tentativa) y C/ La Propiedad (Robo agravado en grado de tentativa), en donde el juez, a pedido de la defensa, concedió la libertad condicional al delincuente.
Para el efecto, se basó en el informe del corrupto exdirector de la cárcel regional, Rubén Lombardo, quien calificó la conducta de Hernán Ariel Leguizamón Roa como “buena”. Este tipo de informes los directores de penitenciarías suelen otorgar en favor de delincuentes que tienen suficientes recursos para pagar por el “visto bueno”. Así también, presumiblemente ya con el objetivo de blindarse ante eventuales quejas o suspicacias por la liberación del malviviente, agrega el magistrado que cuenta con los informes “positivos” del asesor jurídico de la cárcel, del jefe de seguridad penitenciaria, de la asistente social Ángela Melgarejo, del médico (que no es forense) Daniel Álvarez y reporte psicológico de Evaristo Báez (que tampoco es psicólogo, según los datos que nos proporcionaron fuentes fidedignas), pero quien dictaminó “rasgo de conducta favorable para su reinserción socio-familiar”, en favor del delincuente asesino, que ahora nuevamente está en la cárcel por matar a un comerciante inocente.
Con estos y otros argumentos insípidos, el juez Aldo Moreira sostiene haber obrado conforme a derecho, por cuanto se han reunido los requisitos para la concesión de la libertad condicional. Sin embargo, sus argumentos no convencen a nadie, los familiares del trabajador asesinado y toda la comunidad altoparanaense exigen justicia y que no haya más piedad con estos asesinos, quienes no dudaron en acabar con la vida de un hombre honesto y sacrificado. Además, hay duros cuestionamientos a los magistrados que liberaron a los autores del hecho; de no ser por sus desatinadas resoluciones, estos delincuentes despiadados aún estarían tras las rejas y no serían un peligro para los ciudadanos de bien. Cabe recordar además que Aldo Moreira Curtido es hermano del conocido seccionalero colorado Pedro Moreira (dueño de moteles), a cuyo nombre estaba un lujoso automóvil Lamborghini Gallardo, usado por el presunto capo narco esteño Reinaldo “Cucho” Cabaña.