El exgobernador y exdiputado del Alto Paraná, Justo Aricio Zacarías, asumió ayer el cargo de director general de Itaipu con grandes promesas, sin embargo, antes que asumiera el cargo, cuestionadas figuras fueron nombradas por decreto del presidente Santiago Peña en los cargos más relevantes de la usina. Varios son del Este del país y la mayoría habrían sido designados justamente por pedido del nuevo mandamás del lado paraguayo de la hidroeléctrica.
Uno de los nombrados fue Justino Oscar Abrahán Caballero, por decreto Nº 11 del presidente de la Nación. Este es jubilado de la Itaipu e integró conjuntamente con Justo Zacarías una empresa, lo que no deja dudas que son socios comerciales. La esposa de Caballero, la exfiscal Vanesa Candia, coincidentemente fue reintegrada a la binacional, presumiblemente ya de la mano de Zacarías, que de esa forma va colocando a sus más cercanos dentro de la usina. La medida deja entrever que optará por el nepotismo y el amiguismo, vicios que siempre cuestionó en sus discursos. Sin embargo, en su decreto Nº 11, Santiago Peña no solamente nombró al socio comercial de Zacarías, sino también a uno de los hombres de confianza de José Ortíz, brazo derecho de Horacio Cartes, el abogado Julio Rodrigo Paredes.
Pero la lista dada a conocer y la que más causó indignación fue la del nombramiento de la esposa de Silvio “Beto” Ovelar, Iris Magnolia Mendoza, quien había sido desvinculada por el gobierno anterior tras serios cuestionamientos.
El clan Zacarías es muy conocido por dar espacios a las personas de su entorno, principalmente a los más adulones. Supuestamente existe una larga lista de dirigentes colorados leales al clan familiar que próximamente serán designados en cargos claves dentro de la binacional.