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La trascendencia de una mejor Policía Nacional

Hoy se recuerda el día del Agente Policial en nuestro país, fecha instituida como reconocimiento por la labor cumplida en pos de la seguridad ciudadana. Y como todo evento significativo, es importante para evaluaciones sobre realidades y propuestas, más aun teniendo en cuenta la inmensa necesidad de contar con seguridad.

Y entre ellas, los constantes hechos delictivos en el país exponen  aspectos que en muchas quejas y reclamos no son tenidas en cuenta, la pobreza material de la policía.

Sin desconocer la vigencia de deficiencias tremendas en el actuar de la policía, así como personajes que fungen de agentes para cometer ilícitos, no se puede dejar sin reconocer que existen buenos personales y que la realidad en infraestructura, medios, equipos y recursos humanos en la institución, son considerablemente inferiores a las necesarias para contrarrestar a la delincuencia.

Un problema de años tiene que ver con la misma movilidad, ya que la flota de vehículos para patrullar las jurisdicciones ni siquiera alcanza lo básico, ni que decir en zonas rojas. Resulta bastante difícil hasta llegar a un punto para realizar algún procedimiento sin medios de locomoción adecuados y con combustible insuficiente, pues a la suerte de algunas comisarías jurisdiccionales de tener patrulleras, se pasa al siguiente drama: falta de combustible.

La histórica manta corta, al intentar cubrir el rostro, dejando fuera los pies, es uno de los males a ser considerados por el Ministerio del Interior. No es muy objetivo hacer análisis sobre la inseguridad, sin tener en cuenta factores deficitarios ajenos al personal policial.

Otra de las cuestiones cortas en la institución, es la cantidad de policías para dar coberturas medianamente buenas. Es lo más urgente para la institución uniformada, pero no solo llenar números, sino la necesidad de que sean buenos agentes. El producto de los institutos policiales debe tener el sello de calidad, no solo en el uso de armas, procedimientos y manejos de situaciones extremas, sino por sobre todo en ética y honestidad.

Hay que observar y custodiar con celo real el origen de la formación policial, así como dotarlos de elementos requeridos para la eficiencia necesaria en la prevención y combate de la criminalidad.

Una policía capaz debe estar bien pertrechada. No es posible un cambio radical de la noche a la mañana, pero comenzar con el proceso si es factible.

Si no se trabaja en el fortalecimiento de la alicaída policía paraguaya, si no se repele la impunidad de quienes ensucian el uniforme, no se tendrá resultados a mediano plazo. Estos puntos básicos mencionados, son de exclusiva responsabilidad de las autoridades de turno, quienes si verdaderamente desean generar mejores tiempos para la ciudadanía, lo deben poner en práctica sin contratiempos y sin discursos que tratan de desviar la atención. Reconocer que en las actuales condiciones resulta impracticable cualquier sistema de seguridad imaginado como solución a los males, sin el ropaje adecuado, será de mayor utilidad que discursos de guapos.

Lanzar cualquier programa de seguridad,  sin recursos humanos necesarios, y con la carestía habitual, no es más que golpe mediático de populistas improductivos. Proponer salarios dignos, también es materia pendiente. Pedir que se arriesgue vidas por un mísero salario, hace mella en el espíritu más altruista.

Estar mejor en seguridad es un compromiso asumido por los componentes del Gobierno y del cual la población debe hacer recordar de manera constante. Solo tirar piedras a la institución, sin apuntar a los principales responsables, no suma para cambios.

Los buenos agentes policiales merecen reconocimiento y puestos desde donde demostrar formaciones e intenciones, por lo que la Comandancia debe dirigir designaciones y evaluaciones sin presiones políticas, de logias o mafias.

Conforme reza la normativa, la Policía Nacional, al ser una institución con rango Constitucional, tiene la significativa misión  de proteger la vida, preservar el orden público, la paz, los derechos, la seguridad e integridad de las personas, de ahí la importancia de sanearla y mejorarla.

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