
En la vibrante Ciudad del Este, donde el comercio y la vida cotidiana se entrelazan, Artemio Álvarez ha sido un testigo y protagonista de la evolución de la pujante ciudad durante más de tres décadas. A sus 66 años, este taxista ha recorrido las calles llevando a miles de pasajeros a su destino. El trabajador atesora recuerdos de una época dorada y enfrenta los desafíos del presente, con la aparición de las plataformas móviles.
Artemio llegó a Ciudad del Este proveniente de Asunción, inicialmente como pintor de obra, para permanecer aquí por un periodo de un año. Sin embargo, su vida dio un giro inesperado cuando ingresó a trabajar como taxista. Desde el primer día se sintió atraído por la energía de la ciudad, que en ese entonces estaba en pleno auge. En ocasiones era difícil encontrar tiempo para descansar, recordó con nostalgia.
“No hay punto de comparación lo de ahora con lo de antes, en aquella época todos ganábamos dinero, pero eso ya nunca más vendrá. Movimiento intenso, hasta teníamos que escondernos de los pasajeros para descansar un rato. Se ganaba mucho. Por ejemplo, un viaje cruzando el puente con mercadería, se ganaba 100 dólares. Al día lográbamos pasar como tres veces, porque la fila era dos horas para ir al lado brasileño y el mismo tiempo para retornar a Ciudad del Este”.
La ciudad atraía a personas de todo el país, en busca de oportunidades y prosperidad y Artemio se convirtió en un testigo privilegiado de esos sueños cumplidos, desde la parada en la terminal de ómnibus. “Todo el mundo vino, quien no venía iba a Buenos Aires. Los que trabajaron en esa época aquí lograron muchas cosas y hoy día ya están más tranquilos. La mayoría hizo para su casa, mantuvo a su familia. También yo, todo lo obtuve gracias al servicio de taxi”.

INSEGURIDAD
Sin embargo, no todo fue fácil. La inseguridad se convirtió en un tema recurrente en la vida de los taxistas. Artemio rememoró una ola de asaltos y hechos trágicos, como el asesinato de dos compañeros, que dejaron huellas profundas en el gremio de trabajadores del volante. Fueron tiempos duros, pero posteriormente la tranquilidad volvió. A pesar de los desafíos, el amor por el trabajo y la conexión con los pasajeros prevaleció.
“Tuvimos dos compañeros asesinados por delincuentes y otros muchos que fueron asaltados. Luego cesaron por varios años los hechos delictivos. Sabemos que los que están trabajando a través de las aplicaciones están sufriendo con la inseguridad. Nosotros los taxistas, hoy día estamos más tranquilos, porque trabajamos directamente con pasajeros de confianza”.
EL IMPACTO DE LAS PLATAFORMAS DIGITALES
En la actualidad, el panorama ha cambiado drásticamente con la llegada de plataformas digitales de transporte. Artemio admite que este nuevo modelo ha impactado severamente a los taxistas tradicionales. Hay días sin clientes y otros días con movimiento muy bajo.
“El ingreso del servicio de transporte a través de las plataformas digitales nos afecta muchísimo, trabajamos ya solo un 20% brindando la cobertura del servicio y ellos acaparan el 80%, al menos, así es aquí en la parada de la terminal de ómnibus. La situación se debe a la crisis económica, mucha gente se emplea en eso porque no encuentra trabajo y los usuarios están conformes con ese servicio porque es más económico”.
MEMORABLE ANÉCDOTA
A lo largo de su carrera, ha acumulado innumerables anécdotas, pero una es memorable. Asaltaron a su compañero y fueron a buscarle, le llevaron todo lo que tenía, incluso la ropa puesta, solo quedó con la ropa interior, recordó entre risas.
“Sufrió un asalto el compañero, fuimos toda la flota a buscarle en una zona boscosa de Hernandarias, en un sector aislado. Observamos que venía de lejos un hombre sin ropa, solo con anatómico, era él. Nos reímos mucho. Por suerte no le pasó otras cosas, eso me marcó, yo estuve allí”.
APOYO DE LA FAMILIA
El apoyo de la familia ha sido fundamental en su trayectoria. Artemio destaca la importancia de tener una esposa comprensiva. Comentó con satisfacción que sus hijos de 28 y 30 años, ya se formaron y están casados. El tiempo transcurrió rápido y muchos momentos hoy son hermosos recuerdos.
“El apoyo de la familia es fundamental, la esposa tiene que ser muy especial, no puede ser alguien con celos. Los camioneros también deben tener una compañera ideal. Yo nunca tuve problema, siempre tuve apoyo. Mis hijos ya se formaron, se casaron, ya no están con nosotros”.
Un buen móvil siempre fue su fiel compañero de trabajo. A lo largo de sus más de 30 años de trabajo, cambión varias veces, a fin de ofrecer confort y calidad a los usuarios. Agradeció profundamente los clientes de siempre, que hasta ahora le llaman, sin importar que el viaje pueda costar más. “Lo hacen por la confianza y seguridad que le brindamos, que sigan confiando en nosotros”.
Actualmente los jóvenes ya no quieren ser taxistas y un ejemplo es la parada de la terminal donde trabaja, cuyos principales rostros son personas de la tercera edad. A sus 66 años, Artemio no tiene planes de retirarse. “Ya es imposible dejar, estaré aquí hasta que Dios diga basta”, afirmó con determinación. Es el testimonio de quien ha dedicado su vida a llevar pasajeros, transitar por calles desconocidas, enfrentar cada día un nuevo desafío, sumar nuevas anécdotas y mantener firme el compromiso con el trabajo responsable y de confianza.