
Según los datos recabados en el lugar, serían alrededor de 1.200 las viviendas afectadas directa e indirectamente con las fuertes explosiones producidas en la Cantera Acaray, que se dan de manera diaria, sin un horario específico.
Nidia Pera, otra de las afectadas, comentó que reside en el lugar hace 18 años y que desde el inicio se dieron los problemas mencionados. Indicó que la primera pared afectada quedó con grandes fisuras, obligándolos a levantar un segundo muro en el mismo dormitorio, para que sirva como una especie de contención, quedando una especie de “doble pared”.
La misma relató que a pesar del intento, al poco tiempo la segunda pared erguida ya presentó los mismos daños, quedando fuertemente afectada por las fisuras que fueron “corriendo” rápidamente hasta llegar a otras dependencias de la casa. “La fisura corrió, esto no para y se va expandiendo por toda la casa y ya no sabemos qué va a pasar”, dijo.
Nidia aseguró que las explosiones son cada vez más intensas y que eso se puede percibir por los fuertes temblores que se dan en los últimos tiempos. “Nos damos cuenta de eso por el temblor más intenso que se siente, no sabemos si están avanzando hacia el barrio o si utilizan mayor cantidad de explosivos. Antes era un poco más tranquilo, pero ahora ya da miedo”, refirió.
En otro momento, la mujer comentó que en la parte de la sala las fisuras no sólo corrieron, sino que se agrandaron de forma preocupante, obligándolos a buscar alguna alternativa para reparar el daño. “Tuvimos que colocar una especie de tejas que actúan como parches, además de pintar de cierta manera para que las fisuras no se vean. Es una forma de mejorar para la vista, pero ya no estamos seguros en nuestras propias casas”, afirmó.
Los techos también sufren con las consecuencias de las explosiones y los temblores, ya que las bases van cediendo, dejando espacios entre las vigas y las azoteas, obligando a los moradores a repararlos cada tanto, ya que en los días de lluvia eso se convierte en un serio problema. La problemática también afecta a las construcciones nuevas, que al poco tiempo de concluir ya presentan rajaduras en las paredes.
La afectada espera que las autoridades por lo menos escuchen sus clamores y que juntos busquen una solución al problema que afecta a cientos de familias, ya que en reiteradas ocasiones presentaron notas, juntaron firmas y movieron “cielo, mar y tierra”, pero aun así, todo quedó en el famoso “opareí”.
Las detonaciones producidas en la cantera se realizarían con explosivos en gel colocados en las enormes rocas. Los vecinos suponen que en los últimos tiempos la cantidad del producto utilizado se aumentó de forma considerable, ya que quienes residen más cerca del lugar, afirman que los temblores y sacudidas se han intensificado considerablemente, llegando a mover muebles y otras pertenencias de sus casas.