Siendo dolencia auto adquirida de muchos nacionales el olvido, es más que importante traer a la vista conductas de los inmaculados de ayer, que se constituían en guardia pretoriana de la transparencia y la lucha contra la corrupción municipal.
Y hablando de mala memoria, pareciera que los principales afectados por ese mal son los mismos protagonistas de la hipocresía. Es así que muchos de los profesionales cuestionadores de vicios de administraciones anteriores, que se rasgaban las vestiduras, escrachaban por redes sociales, en eventos públicos, con carteles, pasacalles y famosos canticos creativos, hoy ponen en práctica lo que tanto criticaban desde el anonimato del poder comunal.
La presente realidad es como un golpe a la esperanza de coherencia de quienes tienen la oportunidad de hacer algo útil por la comunidad, pero se muestran en su real faceta al acceder al cargo. De paladines de la justicia, pasan a ser sucios piratas. Quizás sea una cuestión patológica que afecte la memoria de los “prietistas”, pues no hace mucho se considerada como imperdonable delito el prebendarismo, la desidia hacia los pésimos servicios públicos, y principalmente a las dudas resultantes del uso del dinero público. Ejemplo perfecto de la más alta hipocresía.
El aparentar algo estando fuera del poder no es nada nuevo y casi siempre estuvo asociado a mercenarios que viven de persuadir a incautos y así obtener solo beneficio propio. Hoy con aires de grandeza y valiéndose del dinero del pueblo, son tan iguales como a quienes criticaban hasta las lágrimas. Lágrimas de cocodrilo. Lo de ayer malo, malísimo, hoy es bueno, buenísimo.
La falta de transparencia nada más es percepción de los que fueron despojados del poder comunal, y todo lo que diga, haga y piense el Jefe Comunal, es santidad incuestionable, ni por el Papa. Espantosa falsedad que no puede seguir desapercibida por el pueblo que esperó mucho, pero recibe la misma roña histórica. Miserables que perdieron la vergüenza por falta de escarmiento, encabezados por el nuevo aprendiz de déspota.
Vivir en contraposición de lo que se dice tiene concepto claro, irrebatible, y estos años de gestión sirvieron para comparaciones que efectivamente fueron odiosas, por ser calcadas.
Y pensar que los luchadores sociales, y “jóvenes patriotas” de ayer, son los actuales promotores del mismo esquema de gavillas de malvivientes de la cosa pública. Los cupos políticos de ayer, hoy son normales. Que lo diga Carlos Portillo, flamante asesor TikToker, a cambio de que se corporativice no ver, no escuchar y menos decir. ¿Sobrefacturaciones, negociados y mora en el pago de salarios son asuntos del pasado desterrado? ¿Son los del clan Zacarías los que siguen al mando municipal?
La corrupción sigue normalizada, inalterable y con el resultado único que puede tener una gestión manipulada, la mediocridad. Solo se puede utilizar disfraz de inmaculado, quedando en ridículo en cada paso que se da fingiendo integridad, pese a estar arropados por la impunidad legislativa.