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Mucho por hacer

El primer año de gestión del presidente de Paraguay, Santiago Peña, ha estado marcado por una serie de desafíos estructurales y coyunturales que han influido en la dirección de su administración en este lapso de tiempo. Como representante del Partido Colorado, Peña asumió la presidencia en un contexto político complejo, con altas expectativas por parte de sus seguidores y una crítica constante de la oposición, siendo este el panorama del primer año de labor presidencial.

Es importante hacer un análisis generalista y simplista de lo emprendido y por emprender. En el ámbito económico, Peña ha buscado consolidar las finanzas públicas y atraer inversiones, en línea con su formación como economista y su experiencia previa como ministro de Hacienda. Durante su primer año, el gobierno ha hecho esfuerzos para mantener la estabilidad macroeconómica y ha promovido incentivos para la inversión extranjera.

No obstante, la economía nacional sigue enfrentando retos significativos, como la necesidad de diversificar sus fuentes de crecimiento más allá del sector agroexportador y de enfrentar las desigualdades persistentes en el país.

Uno de los logros de su administración ha sido la implementación de medidas para mejorar la infraestructura, especialmente en el sector de transporte y energía. Esto se ha visto impulsado por el deseo de hacer de Paraguay un punto estratégico en la región para la producción y distribución de energía limpia, aprovechando los recursos hidroeléctricos del país. Sin embargo, la ejecución de estos proyectos ha enfrentado dificultades burocráticas y falta de financiamiento adecuado, lo que ha limitado su impacto inicial.

En el plano político, el Mandatario ha tenido que navegar en un escenario de polarización interna, donde las presiones dentro del propio Partido Colorado, así como de la oposición, han sido constantes. Su liderazgo ha sido puesto a prueba en temas críticos como reformas  y la lucha contra la corrupción, áreas en las que los avances han sido lentos y han generado insatisfacción en la ciudadanía.

Asimismo, las demandas sociales han seguido en el mismo tenor. Los sectores más vulnerables del país continúan exigiendo mejoras en la calidad de los servicios públicos, como la salud y la educación. A pesar de algunos esfuerzos por aumentar la cobertura y la calidad de estos servicios, persisten problemas estructurales que limitan su eficacia. Además, el crecimiento de la pobreza y el desempleo en algunas zonas del país subraya la necesidad de políticas sociales más inclusivas y por sobre todo efectivas.

En política exterior, “Santi” ha buscado posicionar a Paraguay como un actor relevante en la región, trabajando en sus relaciones con países vecinos y promoviendo acuerdos comerciales que beneficien al país. El Mercosur ha sido un foco importante de su política exterior, aunque las diferencias internas en el bloque han dificultado la concreción de avances sustanciales. La relación con Brasil y Argentina siempre es particular, teniendo en cuenta lo clave que representan para la estabilidad económica de Paraguay. Se ha enfrentado tensiones relacionadas con la renegociación de acuerdos hidroeléctricos, especialmente con Itaipú. La hidrovía compartida con Argentina, sigue en el marco de disputa.

Males como el nepotismo siguieron, y la perspectiva sobre la ley de la función civil genera más dudas que certezas. Hay mucho por hacer en aspectos fundamentales y el desinterés en ellos los acrecienta.

El periodo que arranca estará marcado por la necesidad de consolidar las reformas económicas y políticas que han comenzado a implementarse. La lucha contra la corrupción y la mejora en la transparencia de las instituciones públicas serán temas fundamentales para mantener la confianza ciudadana y avanzar en el desarrollo del país. Además, deberá enfrentarse a la presión social para mejorar las condiciones de vida de los sectores más vulnerables y garantizar un crecimiento económico más inclusivo.

Los desafíos son los mismos, bajo los mismos rubros, por lo que ocuparse en ellos, y dejar de lado temas baladíes o de intereses caprichosos ajenos, serán determinantes para el eventual éxito de su administración en los próximos años, y construir el estar mejor más allá de séquitos.

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