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No es chiste

Cuando toda función oficial es tomada como broma, hasta en el ejercicio de la administración pública, se cae en lo macabro del despilfarro del dinero ciudadano sin rubor alguno.

De hecho que cuando una autoridad municipal hace sorna a formales denuncias por incorrecto uso del dinero del pueblo, nada más confirma que no existe interés alguno en ser y parecer correcto. Burlarse como elemento de defensa, no es precisamente lo apropiado cuando lo que se despierta de manera constante es dudas e incertezas de lo que se hace desde la comuna esteña.

La falta de seriedad en el manejo de los recursos oficiales, tiene como consecuencia directa la mediocridad institucional. Además, el robo de la cosa pública no es para nada simpático.

Si se tuviera real intención de hacer prevalecer la transparencia, antes que videítos de poca simpatía, se debería  mostrar a propios y extraños, documentos consistentes y consecuencias derivadas de ellas. No es para broma lo que se denuncia en esferas del Ministerio Público, por lo que siempre apelar a populismos baratos para intentar persuadir, es delatarse. Lo bueno es que al menos resta un poco de creatividad circense en la organización mafiosa, que ya ha hecho uso show de poca monta de casi todos los tipos como cortina de humo.

No es chistoso que el intendente de una ciudad tenga 39 denuncias en su contra, todas ellas por corrupción manifiesta. No es simpático para nadie tener que seguir transitando por calles en deplorable estado, teniendo supuestamente una planta asfáltica hace meses y adquirida por multimillonaria suma de dinero del contribuyente.

Ningún sarcasmo cubre la vigencia de un pésimo servicio del transporte público con aval municipal, incluyendo el negociado con buses eléctricos de altísimo costo para la población.

Ser un jefe comunal “kachiãi”, no es buen atributo para la función pública, más todavía cuando se hace mención a que no se es siquiera buen payaso.

Ninguna autoridad electa por el pueblo debería hacer broma con cuestiones tan serias como el correcto uso del dinero de la gente.

La ciudadanía objetiva, la que entiende lo que sucede, más allá de shows mediáticos, merece más respeto por parte del intendente Miguel Prieto. Infantilidades y soberbias no responden más que a graves patologías emocionales. Falta sobriedad, en todos los sentidos.

El círculo dentro del cual se desenvuelve el lord mayor, al motivar y avalar la poca seriedad administrativa y conductual, confirma que los iguales se atraen por reglas no de la naturaleza, sino por intereses de lucro e impunidad.

El correcto uso del dinero municipal es innegociable, la sensatez debe primar en todo momento, más todavía por la alta responsabilidad que implica, o mejor debería implicar ser intendente de una ciudad. La mediocridad administrativa presente, debería ser chiste, pero es una realidad de muy mal gusto.

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